Disertación ortográfica – Lenguaje Tercero de Secundaria

Aprendizaje esperado: determina el lenguaje adecuado (directo o indirecto) para dirigirse a los lectores al redactar un prólogo.

Énfasis: reflexionar sobre aspectos ortográficos en la escritura de prólogos.

¿Qué vamos a aprender?

Puedes utilizar diferentes colores para resaltar cada elemento.

Toma nota de lo que te parezca más importante, interesante o desconocido.

El tema de la sesión será sobre las convenciones ortográficas que se utilizan en la escritura de los prólogos.

En realidad, estas convenciones también se aplican para otros textos escritos en español. Sin embargo, reflexionarás sobre aquéllas que son más comunes al redactar un prólogo.

Comenzarás con la lectura dramatizada de una historia que pudo ocurrir en cualquier biblioteca, librería o, incluso, más cerca de ti.

En el transcurso de la historia aparecerán varias convenciones ortográficas, trata de recordarlas, y si te es posible, toma nota de ellas. Pon mucha atención porque las retomarás al final de la historia.

¿Qué hacemos?

Lee la siguiente lectura titulada “La coma vanidosa”, un cuento infantil escrito por el colombiano Jorge Enrique Arbeláez Valderrama.

LA COMA VANIDOSA

Jorge Enrique Arbeláez Valderrama

Como era una tarde soleada, los signos de puntuación decidieron salir de paseo. Se desprendieron de las frases, y mientras bajaban por el lomo del libro, discutían quién era más importante.

La coma dijo:

—Yo soy hermosa, tengo una figura grácil y además soy muy inteligente; cuando algo no me gusta, me cambio de sitio y modifico todo cuanto a mi alrededor se dice. Imaginen que a mí me usan, entre otras cosas, para olvidarse de la conjunción cuando se hacen enumeraciones; también cuando se intercalan datos explicativos, cuando se invierte el orden de la oración, cuando haya una elipsis del verbo, o sea, cuando no lo dices; y no sigo porque la verdad es que soy tan importante que, si quieren saber más de mí, tendrán que buscar en un libro para saber todo para lo que yo sirvo. ¿Se dan cuenta?

—¡Ajá! eso piensas —le respondieron los dos puntos, que al hablar se contoneaban con mucha gracia—, pues déjanos decirte que nosotros somos más que funcionales. Vamos a empezar, pero ahora no es que se vayan a cansar en la mitad, porque son tantas cosas… Bueno, presten atención: cuando aparecemos estamos citando a alguien de manera textual. ¿Cómo les pareció?, ¿seguimos? —cuando los demás signos de puntuación iban a responder, ellos no los dejaron—; ahora bien, en otras ocasiones llamamos la atención sobre algo o resumimos la consecuencia de lo que acabamos de decir. ¿Seguimos? Bueno, muchachos, no es necesario que nos respondan —el punto quiso decir algo, pero los dos puntos continuaron y para callarlo, alzaron el tono de la voz—; ah, miren, también cuando se va a iniciar una enumeración o cuando saludamos a alguien en el comienzo de un discurso, entre otras cosas. Por lo que, sin nosotros, nada importante se podría decir —iban a continuar, pero los demás signos de puntuación se quedaron mirándolos con cara de pocos amigos, por lo que de inmediato se sentaron tratando de mostrarse supremamente orgullosos y miraban a los demás con un poco de compasión—.

—Ustedes dos me van a disculpar —dijo el punto y coma—, pero si no fuera por mí, nadie podría separar los grupos de frases, los periodos; nadie podría enumerar de una manera clara y transparente, tampoco tendría mucha sonoridad lo que dijeran, de tal manera que yo soy el más importante de todos. Ah, y se me olvidaba, Coma: lo que dijiste de la enumeración no es para los dos últimos elementos de la enumeración, no nos vengas a tratar de confundir: ahí vas a necesitar la conjunción.

—No me hagan reír, señores —dijeron con un aire de superioridad los puntos suspensivos—, cuando nosotros aparecemos, aparte de las demás cosas que hacemos, todo queda en suspenso… ¿Acaso creen que no somos los más importantes?, ¿qué sería de la lectura sin el suspenso?, ¿sin nosotros? Imaginen: nada tendría interés… —dijeron, bajando el tono de la voz como en un susurro.

—Bueno, hmmm, —intentó decir el punto, pero la coma, elevando el tono de la voz y contoneándose como si fuera la reina del grupo, le interrumpió:

—No, no, no —dijo con sorna mientras iba de un lado para otro, dando vueltas alrededor de los demás signos de puntuación—, estoy bien clara en que cada uno de ustedes es muy importante, y que, si no estuvieran, pues difícilmente podría tener sentido lo que se escribiera; pero si de importantes se trata, quiero que sepan que cuando yo no aparezco en un párrafo, la gente me extraña. Y al leer, si alguien me ignora, por la razón que sea, se le complica la vida, pues no comprende nada: las entendederas se tapan. Tampoco entienden quienes le escuchan, si es que está leyendo en voz alta. Ustedes, en cambio… —dejó la frase en suspenso mientras los miraba con cierto desdén.

—¿Se dan cuenta? Tuvo que usarnos a nosotros, pero con todos pasa igual: si nos ignoran, nadie entiende nada. Así que eso no indica tu importancia —gritaron los puntos suspensivos orgullosos de que la coma los usara.

La raya trató de intervenir, pero los signos de admiración la miraron con cara de espanto —como si fuera a decir algo malo—, razón por la que prefirió guardar silencio, separando su idea del resto del grupo, casi como intercalada, como estaba acostumbrada a hacer.

El punto intentó hablar, pero los signos de interrogación se le pararon enfrente y empezaron a gritar:

—¿Quién eres tú?, ¿por qué no reconoces nuestra importancia?, ¿acaso no sabes que sin las preguntas nadie tendría nada que responder?, ¿es que acaso te crees el más importante de todos y por eso no nos dejas hablar? Y mientras entornaban el signo, lo miraban de hito en hito.

—Pero si yo no he dicho nada —dijo el punto tímidamente.

Los signos de admiración, para poder terciar en la conversación, empezaron a gritar:

—¡Cállense ya! ¡Es que nadie respeta a quienes queremos expresar la emoción, la admiración, el amor, los sentimientos! ¡Por Dios!

El punto, oyendo que los signos de admiración levantaban la voz, puso cara de disgusto, aunque un poco deprimido, pues era el más pequeño de todos y el más simple, por lo que se levantó y con voz firme pero sereno, acotó:

—Bueno, mi querida coma, no niego tu importancia, tampoco que eres muy bella y que todo alrededor de ti, de acuerdo adonde te ubiques, cambia el significado de lo que está escrito. También que en un párrafo eres la que más aparece. Tampoco niego la importancia vuestra —les dijo a los dos puntos, al punto y coma, a los signos de admiración, a los signos de interrogación y a los puntos suspensivos, mientras los miraba uno a uno—, pero déjenme decirles que cuando yo aparezco, si soy punto y seguido, terminamos un concepto, pero seguimos razonando sobre el mismo tema; si soy punto y aparte, el párrafo termina bien porque se cambia de asunto o se trata de otro tópico del mismo tema, y si soy punto final, las ideas se acaban. Ja. Ja. Ja.

Y levantando los brazos, gritó:

—Y ahora escuchen con mucho cuidado lo que les voy a decir: todos y cada uno tenemos que aprender cuál es la función de cada uno de nosotros y además cómo afectamos la pronunciación cuando se lee en voz alta. Por lo demás, déjenme decirles que ustedes están insoportables, por lo que ahora soy punto final —diciendo esto, soltó la carcajada, se ubicó al final del párrafo y terminó con el cuento.

¿Lograste identificar todas las convenciones ortográficas que se mencionaron en la historia?

Retómalas para que puedas complementar tus apuntes.

En la historia, el signo de puntuación protagonista es la coma, y dice ser la más importante porque se usa para enumerar, intercalar explicaciones, cambiar el significado del texto de acuerdo con la posición que ocupe en él, sustituir al verbo en una elipsis y permitir la comprensión del texto, ya sea escrito o hablado.

Observa algunos ejemplos de estos usos que puedes utilizar al escribir tu prólogo.

“En esta obra podrás viajar a mundos desconocidos, conocer objetos inimaginables y descubrir seres asombrosos.”

La enumeración se refiere a elaborar una lista de elementos dentro de un párrafo.

En este ejemplo hay tres elementos enumerados, ¿puedes identificarlos? Vuelve a leerlo:

“En esta obra podrás viajar a mundos desconocidos, conocer objetos inimaginables y descubrir seres asombrosos.”

El verbo principal en el ejemplo es “podrás”, ya que es el único que está conjugado, y los tres elementos enlistados son:

  1. Viajar a mundos desconocidos.

  2. Conocer objetos inimaginables.

  3. Descubrir seres asombrosos.

Recuerda que la coma no sustituye a la conjunción, al final de la enumeración se necesita la “y”, que es la conjunción más utilizada en nuestro idioma.

Para intercalar explicaciones o aposiciones en tu prólogo, debes colocar la explicación entre dos comas, como en el siguiente ejemplo:

“El autor, que ha sido galardonado en varias ocasiones por su talento como escritor, decidió situar su obra en España.”

La explicación en este ejemplo es “que ha sido galardonado en varias ocasiones por su talento como escritor”, pues está dando información adicional sobre quién es el autor.

La coma es el signo de puntuación que más se utiliza en un párrafo, por eso debes tener cuidado en dónde la colocas, ya que puede cambiar el significado del texto según su posición

Observa un ejemplo:

  • “La obra, deleite a la pupila, agrada al lector.”

  • “La obra deleite, a la pupila agrada al lector.”

Observa que es la misma oración, pero la coma está colocada en distintos lugares. La primera oración dice: “La obra, deleite a la pupila, agrada al lector”; significa que la obra es un deleite para la pupila del lector.

En cambio, en la segunda oración la coma aparece después de “deleite” y el significado cambia, pues dice: “La obra deleite, a la pupila agrada al lector”; esto significa que la obra es un deleite y que el lector es agradado por la pupila (pero no sabes cuál pupila ni cómo esa pupila logra hacer esto).

En la primera oración la coma está bien posicionada, pues todas las palabras tienen sentido, mientras que en la segunda oración la coma está colocada de forma que se pierde el sentido de la oración.

En la elipsis usas la coma para sustituir al último verbo conjugado que aparece antes en la oración. Por ejemplo:

“El autor retrata paisajes hermosos; también, mundos de ensueño,”

La coma después de “también” está sustituyendo al verbo “retrata” por lo que entiendes que el autor también retrata mundos de ensueño.

Recuerda que no puedes prescindir de la coma en tus escritos. Es el signo que más se usa en un párrafo porque ayuda a darle sentido; si la colocas mal, cambia el sentido y se puede entender algo diferente, pero si no la usas, el sentido del texto se pierde.

En la historia también aparecen los dos puntos, cuyas funciones son hacer una cita textual, llamar la atención sobre algo o resumir la consecuencia de lo que se acaba de decir, al inicio de la enumeración y después del saludo o vocativo.

¿Cómo usar los dos puntos para llamar la atención sobre algo o resumir? Observa el siguiente ejemplo, que dice:

“Se trata de un tipo de obra literaria que puede contener tanta variedad como unidad al mismo tiempo: la antología.”

Aquí, el resumen es “la antología” y a su vez, es aquello sobre lo cual quieres llamar la atención.

Es conveniente colocar los dos puntos antes de comenzar a enumerar los elementos de un listado, como se observa en el siguiente ejemplo:

“La obra que vas a leer contiene lo siguiente: magia, fantasía y misterio.”

Otro signo de puntuación que participa en el cuento “La coma vanidosa” es el punto y coma, y lo usas para separar conjuntos de frases y para hacer enumeraciones, que incluyen elementos que requieren estar separados por comas.

En los prólogos, cuando quieres separar conjuntos de frases, puedes usar el punto y coma de la siguiente manera:

“El mejor amigo de Frank es George, quien cobra un gran protagonismo en el capítulo 2; ambos se aventuran en un viaje inimaginable.”

Aquí, el punto y coma está separando un primer conjunto formado por dos oraciones: “El mejor amigo de Frank es George” y “quien cobra un gran protagonismo en el capítulo 2”.

Otra forma de entender esta función del punto y coma es a través del concepto de oraciones subordinadas. Si observas bien, la oración “quien cobra un gran protagonismo en el capítulo 2” es una explicación sobre George y se introduce adecuadamente con una coma y la coma del final de la explicación se sustituye por un punto y coma para unirlas con la oración subordinada “ambos se aventuran en un viaje”.

Al escribir el prólogo de una antología, puede ser necesario hacer listados de algunos títulos de los textos que componen la compilación. Entonces el punto y coma nos ayuda a elaborar esos listados de manera más clara, como en este ejemplo:

“Mis poemas favoritos de esta compilación son: ‘El cenzontle’, del capítulo 1; ‘Ruiseñores’, en el capítulo 2, y ‘Abejas’, del último capítulo.”

Los puntos suspensivos son otro signo de puntuación que puedes emplear al redactar tu texto introductorio, ya que su función principal es crear suspenso en el texto, como en este ejemplo:

“Cuando el personaje principal dice: ‘Creo que tenemos que volver’ no se refiere a él y a su amigo, sino a alguien más…”

El guion corto es un signo de puntuación que suele pasar inadvertido, pero que tiene una función muy importante porque cuando necesitas “cortar” una palabra al final del renglón por falta de espacio, entonces ocupas el guion corto.

Ya hacia el final del cuento intervienen los signos de interrogación, y su función es formular enunciados interrogativos. En el prólogo los puedes usar de la siguiente manera:

“¿Sucede acaso que el lector deberá sufrir y padecer junto con el protagonista mientras devora esta historia? ¿O quizás sólo sea yo quien ha tenido estos sentimientos y suceda que el resto de los lectores realmente la disfruten?”

También puedes utilizar los signos de admiración en la escritura de un prólogo, sólo si tu intención es expresar emociones o sentimientos. Observa el ejemplo:

“¡Simplemente asombrosa! Así es esta compilación de historias fantásticas: mitos y leyendas sobre seres mágicos.”

El último signo de puntuación en aparecer, pero no menos importante, es el punto.

Este signo tiene tres funciones principales, se trata del punto y seguido, punto y aparte y el punto final.

Tanto en el prólogo como en cualquier otro texto, el punto y seguido se utiliza para separar conceptos, es decir, oraciones que expresan una idea completa. Por ejemplo:

“El tema central de esta antología es la magia y la ficción. Los cuentos sobre magia atrapan al lector con encanto y dulzura.”

El punto y aparte permite concluir un párrafo. Sabes que un párrafo ha terminado cuando has terminado de escribir las ideas que complementan la idea principal o la oración tópica del tema que estás tratando.

El cuento termina cuando aparece el punto final, pues esa es su función.

Realiza el siguiente ejercicio para reafirmar tu aprendizaje.

Analiza el siguiente texto, es un fragmento de un prólogo al cual se le han quitado todos los signos de puntuación, así que tendrás que colocarlos de acuerdo con lo que aprendiste en esta sesión.

Observa bien el uso que necesitas para elegir adecuadamente el signo de puntuación.

Ahora observa las respuestas, pon atención en dónde hay diferencias con tus respuestas y reflexiona: ¿por qué no era el signo de puntuación que tu habías pensado?

A lo largo de esta sesión has aprendido la mayoría de los signos de puntuación con la historia de “La coma vanidosa”.

Sin embargo, en ella no aparecen los paréntesis, otro signo que puedes utilizar al redactar un prólogo, ya que sirve para introducir en el texto información adicional, como una definición.

Tampoco participó en el cuento la tilde, un signo que ayuda a distinguir las palabras, pero también permite tener más claro el sentido o significado que debes dar a ciertas palabras, como en el caso de los pronombres demostrativos.

Recuerda que los principios básicos de acentuación son:

  • Las palabras agudas se acentúan cuando terminan en n, s o vocal.

  • Las palabras graves no se acentúan si tienen esas terminaciones.

En cambio, tanto las palabras esdrújulas como las sobreesdrújulas siempre se acentúan.

El reto de hoy:

Selecciona algunas antologías y céntrate en los textos introductorios.

Léelos y observa cómo se utilizan los signos de puntuación.

Experimenta con ellos y transcribe algunos fragmentos en tu cuaderno y prueba qué sucede si cambias las comas de lugar o si quitas y pones otros signos de puntuación.

Debajo de cada fragmento responde: ¿cambió el sentido o significado el texto?, ¿por qué?

Recuerda revisar las notas que tomaste durante la sesión y compleméntalas con los contenidos y actividades que se incluyen en tu libro de texto. Si tienes dudas, te recomendamos resolverlas en compañía de tus compañeros y de tus maestros.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

Para saber más:

Lecturas

https://www.conaliteg.sep.gob.mx/secundaria.html

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