Juego de pelota – Historia Segundo de Secundaria

Aprendizaje esperado: Conoce los principales rasgos del periodo preclásico de Mesoamérica, así como algunos de sus centros regionales y su importancia en el posterior desarrollo de las culturas mesoamericanas.

Énfasis: Identificar el legado del preclásico: la escritura, el calendario, el juego de pelota y los seres mitológicos (jaguar y serpiente emplumada).

¿Qué vamos a aprender?

Abordarás el juego de la pelota y otras manifestaciones culturales que surgieron en el periodo preclásico.

¿Qué hacemos?

El juego, cualquiera que este sea, es un elemento importantísimo para el desarrollo físico e intelectual de los individuos y lo es también para la identidad colectiva de una sociedad. Es por ello que la humanidad ha encontrado maneras de jugar desde tiempos muy remotos. Y las civilizaciones mesoamericanas no fueron la excepción. El juego de pelota fue una actividad lúdica, ritual y religiosa muy importante para sus habitantes.

En alguna ocasión habrás escuchado hablar del famoso juego de pelota que se practicaba en Mesoamérica, pero ¿alguna vez te has preguntado qué pasaba en los juegos de pelota en el México antiguo? Y ¿en qué consistían?

Para conocer más de este tema, lee un fragmento de un artículo del arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma, que puede encontrarse en la revista Arqueología Mexicana, número 120.

Revista Arqueología Mexicana

¿SACRIFICABAN AL QUE GANABA EN EL JUEGO DE PELOTA?

La pregunta viene a colación porque frecuentemente escucho a personas que con gran aplomo afirman que, en efecto, a los jugadores que ganaban se les sacrificaba a los dioses. Sin embargo, no hay datos que permitan aseverar esto; por el contrario, existen ciertas evidencias que permiten negarlo. Para comenzar, es necesario aclarar que el juego de pelota, además de ser una práctica de distracción en ocasiones ejercitada por jugadores profesionales en que podía apostarse y se privilegiaba al ganador, sin que necesariamente llevara a la muerte del perdedor, tenía un contenido simbólico de enorme importancia relacionado con la guerra ritual o la lucha entre la noche y el día, la luz y la oscuridad, en que los componentes del bando enemigo que perdía eran sacrificados. Este segundo contenido es el que nos interesa en particular.

Pero veamos las características que tenían las canchas para el juego: las hay de grandes dimensiones como las de Chichén Itzá y Tula, con más de cien metros de extensión, o muy pequeñas, de unos cuantos metros.

Se han detectado, por lo menos, dos con canchas dobles en las que se podía jugar simultáneamente (Matos, 2000).

Las hay con cabezales y sin ellos, abiertas en sus extremos o cerradas, con talud inclinado o paramentos verticales con anillos de piedra o con marcadores especiales.

En fin, que sus formas y dimensiones presentan gran variedad y están orientadas la mayoría de las veces norte-sur u oriente-poniente. Inclusive hay espacios destinados al juego en lugares abiertos, como se ve en el mural de Tepantitla en Teotihuacán con sus marcadores a los extremos.

Su importancia era tal que hasta el momento se han podido detectar alrededor de 1,500 canchas a lo largo y ancho de Mesoamérica (Taladoire, 2000; 2012). Se jugaba con protectores de cuero para manos, caderas y cintura, y en ocasiones con máscaras, como se ve en Dainzú o en el mural de la tumba de Huijazoo, ambos en Oaxaca.

A las pelotas de hule –de las que se han encontrado varias en distintos sitios– se les pegaba con las caderas, los muslos y las manos.

En Teotihuacán se ve el uso de bastones presumiblemente de madera. A veces se protegía la cintura con especies de yugos (imitación de los de piedra), como se aprecia en muchas figurillas mayas o en relieves en El Tajín, donde por cierto se han encontrado hasta 16 canchas para el juego.

Pero vayamos al tema de esta nota. Los argumentos a favor de que eran los perdedores a quienes se sacrificaba según el carácter del juego, se encuentra en los siguientes puntos.

En primer lugar, por tratarse de un combate simbólico y tal como ocurría en las guerras verdaderas entre dos grupos, a los prisioneros se les destinaba la mayor de las veces al sacrificio. Por lo tanto, quienes perdían en el juego cuando éste revestía características de combate eran los sacrificados a los dioses. También podía ocurrir que a determinados prisioneros de guerra se les inmolara dentro de las canchas.

Eduardo Matos Moctezuma

https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/sacrificaban-al-que-ganaba-en-el-juego-de-pelota

El texto nos introdujo a los aspectos generales del juego de pelota, describiendo sus características e importancia ritual.

A grandes rasgos se señala que, el juego de pelota era un deporte ritual donde “jugaban” las fuerzas opuestas del universo, por lo que esencialmente constaba de dos equipos de diversos integrantes: uno contra uno el mínimo. Al tener este carácter ritual, los jugadores representaban a los dioses o fuerzas sobrenaturales. Este deporte-ritual se jugaba con una pelota hecha con hule, la cual se podía golpear con la cadera, brazos, piernas o incluso con bastones.

Al ser una pelota algo pesada, es decir, entre 1 a 4 kg, se utilizaban en el cuerpo aditamentos o protecciones hechas de cuero y algodón, como coderas, yugos, pierneras y, en algunos casos, yelmos.

Las canchas para realizar este juego-ritual tenían regularmente la forma de I latina o doble T, de las que se colocaban hacia los lados uno o dos aros denominados “marcadores”: el espacio por donde pasaba la pelota.

El sacrificio humano era uno de los elementos que conformaban al juego y se realizaba con fines religiosos, siendo el mantener la existencia del cosmos, uno de sus objetivos.

Pero, ¿qué más puedes saber del juego de pelota?

Averígualo a través del siguiente video.

  • Juego de Pelota

El juego de pelota era más que un deporte, pues no sólo se requería del esfuerzo físico de jugar con la cadera, hombros, piernas y brazos, sino también implicaba una enorme carga simbólica, pues los jugadores encarnaban las fuerzas opuestas del universo dentro de la cancha, es decir la dualidad, lo conformado por lo femenino y masculino, el día y la noche, la vida y la muerte, entre otras.

Dentro del ritual del juego de pelota destaca el sacrificio humano que, tenía muchas implicaciones de carácter sagrado sobre todo el elemento de la sangre, líquido vital para preservar el orden del cosmos, pues era el alimento de los dioses.

Los sacrificios humanos entre los mesoamericanos tenían la función de alargar la vida del sol, pedimento de lluvias y ¿por qué no? También para intimidar a los enemigos de un pueblo o ciudad importante. Es por ello que la mayoría de personas sacrificadas eran prisioneros de guerra.

Pero ¿desde cuándo se practicaba este deporte? Evidencias arqueológicas, las cuales, como sabes, son fuentes primarias para estudiar este periodo histórico, nos muestran figurillas humanas de cerámica ataviadas con la vestimenta propia para el juego, así como con pelotas en la mano. También existen figuras de barro que representan escenas del juego de pelota, como esta procedente de la región de occidente; en ella podemos observar a dos equipos de tres integrantes cada uno, enfrentándose dentro de una cancha mientras espectadores los observan. Todas estas evidencias se han datado para el periodo preclásico, por lo que representa un legado de las culturas de este periodo como los olmecas, cuicuilcas, chupícuaro y otras.

Para complementar estas ideas, observa el siguiente video relacionado con el juego de pelota en el preclásico.

  • Los jugadores de pelota en el preclásico

¿Qué te parecieron estas imágenes? ¿Notaste que muchas de ellas son esculturas dinámicas, es decir que pretenden representar cuerpos en movimiento?

Hasta el momento has estudiado al juego de pelota como una de las manifestaciones culturales de este periodo preclásico. Existieron otras más, entre ellas destacan el inicio de la escritura, la conformación del calendario y en la conformación de la cosmovisión, la presencia de algunos seres sobrenaturales que podrán observarse durante los demás periodos del México antiguo, es decir, en el clásico y el posclásico.

La escritura en Mesoamérica tuvo gran importancia desde el preclásico, fue el medio en el que estas culturas pudieron plasmar en piedra, cerámica, piel de venado y papel amate, sus lenguas, historia, dioses, cosmovisión y lugares. Son tres las fuentes para acercarnos a la escritura prehispánica, una son las estelas de piedra, de la cual la disciplina llamada Epigrafía nos ayuda a estudiar su significado, así como fechas calendáricas relevantes.

También hay escritura en algunas vasijas de cerámica, como por ejemplo en las vasijas mayas que tienen esa decoración. Otro elemento son los códices, libros hechos de piel de venado o papel amate, los cuales estaban elaborados en forma de acordeón y en ellas se pintaban figuras y símbolos. Todos esos libros antiguos se guardaban en verdaderas bibliotecas, edificios dedicados a conservar libros, de los que lamentablemente no nos quedan restos.

En el siguiente video podrás apreciar qué era un códice prehispánico.

  • ¿Qué son los códices?

En el video anterior observaste entonces que en Mesoamérica existieron sistemas de escritura desarrollados y que estos se escribían en códices que se guardaban en bibliotecas, las cuales fueron destruidas por el paso del tiempo y por la llegada de los españoles.

Es probable que hayan existido códices en el periodo preclásico; sin embargo, hasta al momento no se han hallado restos de ellos. Aun así, contamos con muestras de escritura de este periodo, sobre todo para la zona olmeca y la zapoteca en Monte Albán. Estas muestras son, como mencionamos anteriormente, monumentos de piedra, los cuales regularmente reciben el nombre de estelas. Para el caso olmeca destacan tres fuentes que podrían ser muestra de su escritura, estas son la Estela 1 de la mojarra, la estatuilla de Tuxtla y el bloque de Cascajal, el cual se considera por ahora como la muestra más antigua de escritura en Mesoamérica.

Destacan, sobre todo entre los Olmecas, el inicio de la barra y el punto, numerales que serán más tarde aprovechados por los mayas en la elaboración de calendarios.

Es enorme el legado que nos dejaron las culturas del preclásico.

Pero tanto el juego de la pelota como la escritura no fueron sus únicos aportes. Las culturas del preclásico legaron a las del clásico y posclásico dos calendarios base que les permitieron ordenar el mundo agrícola y el ritual. Los cuales estaban basados en un sistema vigesimal, es decir, tomando como número base el 20.

Este sistema se representaba mediante el punto como unidad, la barra con valor de 5 y la concha como valor cero, el cual fue inventado por los mayas.

El primer calendario que era solar, tenía una duración de 360 días, es decir, el resultado de la combinación de 18 veintenas o “meses” de 20 días a los que se les añadía 5 días, que se consideraban peligrosos o de mala fortuna porque creían que en ellos descendían seres sobrenaturales y podía representar el fin de una era. Este calendario servía para definir los periodos de siembra, riego y cosecha y ordenaba algunas fiestas principales.

El otro calendario era un calendario ritual de 260 días, conformado por la combinación de 20 signos con 13 numerales y era utilizado para observaciones astronómicas, así como la definición de los nombres de las personas, las cuales en aquella época recibían su nombre de acuerdo al día en que nacían.

Otro aspecto muy importante que legaron las culturas del preclásico al resto de Mesoamérica fue su cosmovisión basada en la representación de dioses de la tierra, entre los que destacan: el jaguar y el monstruo de la tierra entre los Olmecas y el dios viejo del fuego en Cuicuilco.

El jaguar tuvo un simbolismo importante entre los Olmecas, pues se vinculó con linajes de gobernantes, así como con la idea de la montaña sagrada, es decir, el cerro que nos proporciona los alimentos, como el maíz, idea que es constante en representaciones pictográficas y arquitectónicas del México antiguo, pues al jaguar se le consideró como el señor del cerro, y se le relacionaba con el inframundo, es decir el mundo de los muertos que se encontraba debajo de la tierra.

El monstruo de la tierra, por su parte, fue una deidad que algunos investigadores consideran como dragón y otros como caimán. Las culturas del preclásico solían representarlo como un ser con cejas de fuego y características de reptil que aparece asociado a linajes de gobernantes olmecas y con las fauces abiertas a modo de cueva, lo que simbolizaba la entrada al inframundo.

También podemos ver representaciones tempranas de lo que más tarde sería el símbolo de la serpiente emplumada, como se representó en el monumento 19 de la Venta, Tabasco.

En cuanto al dios viejo del fuego, Huehuetéotl, relacionado originalmente con la civilización de Cuicuilco, aparece también en representaciones de diferentes regiones de Mesoamérica, como en Teotihuacán, Tajín e incluso con los mexicas. Este dios estaba asociado a Xiuhtecuhtli, (dios del fuego entre los mexicas), el cual fue el principal dios que ordenó el tiempo y el calendario, por lo que se imaginarán la gran importancia que tuvo en Mesoamérica esta deidad.

En esta sesión descubriste que muchos aspectos que conformaron a las sociedades prehispánicas de Mesoamérica tuvieron su origen en el preclásico, las cuales fueron:

– El surgimiento del juego de pelota, deporte-ritual en el que se enfrentaban las fuerzas del universo y culminaban con sacrificios humanos.

– El surgimiento de la escritura entre los olmecas y zapotecas, de las cuales el bloque de Cascajal es el ejemplo de escritura más antigua de Mesoamérica hasta el momento.

– El surgimiento de los calendarios solar de 365 días y el ritual de 260 días basados en un sistema numérico vigesimal que ordenaron la vida y el tiempo de las sociedades prehispánicas y,

-El surgimiento de la cosmovisión mesoamericana basada en el culto al jaguar como señor de la montaña y el inframundo, el monstruo de la tierra y el dios viejo del fuego Huehuetéotl que dieron origen a otras deidades.

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