La Guerra Fría en América Latina – Historia Primero de Secundaria

Aprendizaje esperado: comprende cómo la política anticomunista de Estados Unidos y la Escuela de las Américas influyeron en el establecimiento de regímenes dictatoriales en América del Sur.

Énfasis: conocer la intervención estadounidense en los golpes de Estado en Brasil, Chile, Uruguay, Argentina y Paraguay.

¿Qué vamos a aprender?

En esta sesión estudiarás los procesos históricos de Sudamérica durante la Guerra Fría y conocerás la intervención estadounidense en los golpes de Estado en Brasil, Chile, Uruguay, Argentina y Paraguay.

Ten a la mano tu lápiz o bolígrafo, cuaderno, hojas blancas, colores y tu libro de texto para profundizar y ampliar tus conocimientos acerca del tema.

¿Qué hacemos?

En las últimas décadas del siglo XX, muchos países de Sudamérica fueron gobernados por regímenes militares.

Uno de ellos fue Argentina, cuyo gobierno militar tuvo la peculiaridad de implementar el secuestro de mujeres embarazadas o de niños y niñas pequeños para darlos en adopción a las familias allegadas al régimen militar.

Por lo general, estos actos se cometieron en contra de las personas opuestas al régimen militar como una forma de represión, lo cual entra en la categoría de la desaparición forzada.

Esto motivó a que decenas de mujeres comenzarán a buscar a sus familiares, con el tiempo fundaron las organizaciones en pro de los derechos humanos Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo.

Durante años, y a través de diferentes métodos de búsqueda que van desde fotografías hasta estudios de ADN, aquellas mujeres han buscado y encontrado a sus hijos y nietos.

A continuación, en la sección “Leer para conocer”, leerás fragmentos de algunas de estas historias.

Dice así:

“La vicepresidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo Rosa Roisinblit, de 92 años, relata:

“Yo salí a manifestarme a la calle el mismo día que se llevaron a mi hija, el 6 de octubre de 1978, que estaba embarazada de ocho meses. Entonces nadie hablaba de desaparición forzada de personas, sólo de detención. Lo que nunca me imaginé es que mi nieto iba a nacer en el campo de concentración de la [Escuela de Mecánica Armada] el 15 de noviembre de 1978. Y al cabo de mucho tiempo buscándolo, me encontré con un nieto de 21 años. Ahora ya está casado, tiene dos bebés.

Nuestras estrategias de las Abuelas tuvieron que ir cambiando a medida que cambia la edad de nuestros nietos. Al principio, exigíamos que los nietos volvieran con la familia biológica. Después, tratábamos de acercarnos a ese nieto y hacerle entender.

No era fácil para un chico de 16 años saber que esas personas son unos apropiadores. Y entonces recurrimos a un equipo de psicólogos. Después aparecieron nietos que eran ya adultos y casados. No se puede pretender que vivan con las abuelitas. A mi nieto le llevó un poco de tiempo asumir la realidad, pero finalmente él está orgulloso de ser mi nieto y a sus hijos les pone mi apellido, que no tendría por qué hacerlo. Y yo con eso me conformo.

“Muchos nietos como Carlos D’Elía, de 34 años, se vieron un día entre las dos familias y decidieron no renunciar a ninguna: Yo recuperé mi identidad en 1995, con 17 años. Siempre fui criado con mucho amor y, pese a lo que ocurrió, no puedo ir en contra de lo que siento. A Carlos y a Marta, las personas que me criaron, los quise y los quiero como padre y madre. Mucho de lo traumático tuvo que ver porque ellos estuvieron presos durante nueve meses cuando los juzgaron por apropiarse de mí. Yo iba a visitar a mis viejos todos los días de esos nueve meses. Y al mismo tiempo, trataba de conocer a mi familia biológica. Yo lo único que podía hacer en esos momentos es ser lo más auténtico posible, ser como soy y abrirme a mi familia biológica, a mi abuela, primos y tíos que tanto me habían buscado durante 17 años. Y en casi todos ellos encontré mucho amor y mucha compresión.”

El siguiente testimonio parte desde otro lugar, pues se trata de uno de los tantos casos donde no se ha podido encontrar a los familiares secuestrados o desaparecidos.

“Lucía y Rodolfo se enamoraron y formaron una hermosa familia. En diciembre de 1976, ella quedaría embarazada. Berta estaba ilusionada y contenta con la idea de tener un nieto.

La noche del 20 o 21 de abril de 1977, tras realizarse un operativo, la pareja fue secuestrada de su domicilio en Villa Ballester, provincia de Buenos Aires. Lucía estaba embarazada de cuatro meses para ese entonces.

Por testimonios de sobrevivientes, pudo saberse que permanecieron detenidos en el centro clandestino de detención El Vesubio. La noche del 23 al 24 de mayo de 1977, algunas víctimas fueron sacadas de ese centro clandestino para ser asesinadas en un operativo especialmente armado para tal fin. El objetivo era aparentar un enfrentamiento. Uno de esos cuerpos era el de Rodolfo.

La fecha estimativa de parto de Lucía era septiembre de 1977, pero hay muy pocos datos sobre el lugar y las circunstancias en las que se produjo. Sin embargo, hay testimonios que indican que habría dado a luz en el Hospital Militar de Campo de Mayo. La abuela Berta falleció en el año 2007. Se fue sin poder abrazar al hijo de Rodolfo y Lucía.”

Hasta aquí la lectura.

¿Te imaginas los sentimientos de estas mujeres que han buscado a sus familiares desde hace más de 30 años?

Algunas de ellas, incluso, lo siguen haciendo ahora, y otras más no han podido encontrar a sus seres queridos.

Aunque este fenómeno en particular sucedió en Argentina, gran parte de Sudamérica vivió situaciones parecidas en torno a la desaparición de personas, sobre todo, por motivos políticos.

El establecimiento de dictaduras militares en América Latina data desde el siglo XIX, cuando después de independizarse, las nuevas naciones se vieron implicadas en constantes guerras y conflictos, lo que permitió que los militares adquirieran mucho poder. Sin embargo, para mediados del siglo XX, esta situación se agravó debido a la presión que ejerció el gobierno estadounidense para evitar la propagación de las ideas comunistas en el contexto de la Guerra Fría.

Después de la Revolución cubana, la Guerra Fría llegó con mayor intensidad a América Latina. Por todo el continente surgieron movimientos guerrilleros que combatían regímenes autoritarios o militares, la mayoría de las veces, para instaurar un gobierno comunista.

Ante el temor de que el ejemplo cubano se expandiera, el gobierno de Estados Unidos de América implementó el Plan Cóndor a través de la Agencia Central de Inteligencia, la CIA, organismo que fue el intermediario entre los dirigentes de los diferentes escuadrones de la muerte brasileños, argentinos, paraguayos y uruguayos.

El 22 de diciembre de 1992, tres años después del fin de la dictadura del general Alfredo Stroessner en Paraguay, el juez Agustín Fernández ordenó el allanamiento de una dependencia de gobierno en la ciudad de Lambaré, Paraguay.

Al hacerlo, el juez y periodistas se encontraron ante tres toneladas de documentación oficial membretada, cartas y fotografías del Plan Cóndor, hasta entonces considerado como una invención de políticos de izquierda.

Esta documentación contiene las comunicaciones escritas entre autoridades policiales, militares y delatores civiles de Paraguay, principalmente, pero también hay información sobre perseguidos políticos de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

Los documentos inculpaban a la CIA de los Estados Unidos de América como el organismo coordinador de la logística necesaria para el intercambio de información, dinero, agentes y prisioneros que permitiera poner un freno al comunismo en América Latina.

El corpus documental incluye diversos informes sobre intercambio y traslado de presos políticos, espionaje y control de actividades civiles. Incluso existen informes de reuniones familiares o de simples charlas entre amigos.

Los llamados «Archivos del Terror» evidenciaron cómo se planificó el terrorismo de Estado siguiendo las instrucciones del gobierno estadounidense.

También reflejan un sistema de control social donde la más mínima manifestación de inconformidad y rechazo hacia el gobierno se consideraba un acto subversivo, que era reprimido en forma extrajudicial, sumaria y secreta.

Los documentos fueron redactados por las dictaduras militares que gobernaron entre 1970 y 1980, con el fin de reprimir a las sociedades de dichos países. Pero los militares no lo hicieron solos, pues en esa información se constató el papel decisivo que desempeñó la CIA.

Esta agencia también organizó reuniones entre los funcionarios de seguridad y suministró equipo, incluso entrenó a los torturadores latinoamericanos en la Escuela de las Américas, una institución del ejército estadounidense.

La información recogida sobre las personas estaba encaminada a detectar a los “subversivos” de actitud o pensamiento opositor a los regímenes del momento, especialmente entre sectores educativos, culturales, artísticos y sindicales.

Las personas consideradas subversivas iban desde demócratas hasta miembros de grupos armados, todos eran igualmente peligrosos. Una vez ubicados, el siguiente paso era su detención y traslado a otro país si así se requería. De lo contrario, se les aplicaba tortura para extraer información.

Los torturados podían pasar varios años en prisión, incluso décadas, o ser ejecutados extrajudicialmente y engrosar la lista de los desaparecidos políticos. En Argentina, por ejemplo, se instrumentaron “los vuelos de la muerte” que consistían en que los detenidos eran arrojados desde un avión al mar. Las mujeres prisioneras sufrieron de igual manera torturas y vejaciones. Muchas de ellas fueron violentadas; las que tuvieron hijos en las cárceles, les fueron robados y adoptados por familiares de los militares.

Para el diplomático estadounidense Henry Kissinger, el activismo de izquierda en Chile, Argentina y Uruguay era un peligro para la región.

Se comenzará con Chile.

A través de la CIA, Kissinger implementó una serie de medidas para desestabilizar el gobierno de Salvador Allende en Chile.

Por ejemplo, cuando ese gobierno nacionalizó el cobre, financiaron huelgas antigubernamentales entre 1972 y 1973; mantuvieron contacto con organizaciones contrarias al gobierno y les prometió reconocimiento diplomático y apoyos económicos. Es bajo este panorama que se realizó el golpe de Estado en contra del presidente Allende el 11 de septiembre de 1973, lo cual provocó la muerte del mandatario y el inicio de una ola de violencia, persecuciones y ejecuciones.

Una de las víctimas más emblemáticas de este proceso fue el cantautor Víctor Jara, quien era considerado el trovador de la revolución socialista. Apresado junto a otras 600 personas, entre ellas, estudiantes, profesores y funcionarios de la Universidad Técnica del Estado, fueron llevados detenidos al Estadio de Chile.

Jara, al ser reconocido por los militares, fue asesinado, no sin antes dejar unos últimos versos.

El ensañamiento contra Jara fue uno de los signos de la brutalidad que se avecinaba. Una vez derrocado el gobierno del presidente socialista Salvador Allende Kissinger, el presidente Nixon y la CIA apoyaron la junta militar chilena y al dictador Augusto Pinochet, pese a que las noticias sobre ejecuciones, persecuciones y desapariciones fueron conocidas a lo largo del continente y del mundo.

Se continuará con Argentina.

En este país, Kissinger apoyó la dictadura del general Jorge Rafael Videla, quien derrocó a Isabel Perón en 1976.

Durante el llamado “proceso de reorganización social”, la Junta Militar de Argentina reprimió a los grupos guerrilleros, a los sindicatos independientes, a los partidos políticos de la oposición y a los activistas sociales sin importar su ideología. De esta forma, miles de argentinos fueron obligados a partir al exilio.

Durante los gobiernos de la Junta Militar y de Rafael Videla, que abarcaron de 1976 a 1983, desaparecieron más de 30 000 personas.

Frente a esto, las madres y abuelas de los desaparecidos organizaron protestas para exigir su presentación con vida. A este colectivo, como leíste, se le conoce como las “Madres de la Plaza de Mayo”.

El 30 de abril de 1977 marcharon por primera vez alrededor de la Plaza de Mayo con un pañuelo blanco. En 1979, la represión contra el grupo aumentó, por lo que dejaron de manifestarse, pero al año siguiente retomaron sus marchas alrededor de la plaza.

Al finalizar la dictadura, demandaron conocer el destino final de sus familiares, esclarecer quiénes fueron los responsables de los crímenes de lesa humanidad y promover su enjuiciamiento ante las autoridades competentes.

Las Madres de la Plaza de Mayo, que continuaron su lucha por la memoria en Argentina, han logrado reunir a muchos bebés con sus familias biológicas. De los casi 400 casos conocidos, han recuperado 130 de sus nietos y se les ha restituido su verdadera identidad.

Sin embargo, el mundo tardó en reaccionar ante lo que se vivía en el Cono Sur. En 1978 se realizó en Argentina el mundial del fútbol, a pesar de que muchos exiliados políticos y extranjeros protestaron en diversos países con el fin de boicotear el evento.

Para la dictadura argentina, la ejecución exitosa del mundial dio al mundo una imagen de estabilidad social.

Finalmente, el último ejemplo del cual se hablará es el de Uruguay, en donde también existió una dictadura militar de 1973 a 1985, periodo en que se persiguió, torturó, encarceló y se ejecutó a hombres y mujeres por su filiación política. Los militares uruguayos prohibieron la existencia de cualquier partido político.

En 1970, la guerrilla uruguaya, los Tupamaros, secuestraron a Dan Mitrione, agente del FBI, quien había enseñado métodos de tortura a la policía uruguaya, para lo cual se presume que utilizaron a las personas en situación de calle.

Los Tupamaros lo ajusticiaron, desencadenando así una represión inaudita contra cualquier grupo político de oposición. El cuerpo de Mitrione fue recibido con honores en Estados Unidos de América y se le rindieron homenajes.

Como has estudiado, la influencia estadounidense en la política de América Latina tuvo repercusiones negativas. Las violaciones a los derechos humanos se extendieron a todo el continente. Ante el miedo de la amenaza comunista, los estadounidenses sumieron a la región en un periodo de dictadura militar y represión de diversos tipos.

En Paraguay, Argentina, Brasil, Colombia y Chile, Kissinger ofreció asesoría militar, consejeros y asesores para la persecución de la oposición.

Chile, Argentina y Uruguay fueron los tres países más activos en la persecución, intercambio y desaparición de militantes comunistas, pero, por lo menos, seis regímenes militares operaron en conjunto para desaparecer a sus “enemigos comunes” bajo los planes de la Operación Cóndor.

Afortunadamente, esta situación terminó en los años 80.

Ahora, observa el siguiente video para comprender este proceso de manera regional y el paso entre las dictaduras militares a la democratización.

  • Democratización de América Latina.

Revisa del tiempo 01:00 al =5:45.

Como te diste cuenta en el video, las dictaduras militares transitaron poco a poco a gobiernos civiles.

Esto implicó que muchos exiliados regresarán y que muchos de los opositores se organizarán para exigir justicia por los abusos cometidos por los militares.

En los años siguientes, en varios de estos países se realizaron juicios en contra de los torturadores y criminales, pero en otros se estableció una política de reconciliación para evitar mayor división política.

Finalmente, la huella de las dictaduras permanece; hay muchos desaparecidos y personas que aún no han recibido justicia y que luchan hoy día por ella.

Has concluido el tema del día de hoy.

El reto de hoy:

En tu cuaderno elabora un esquema como el que se muestra a continuación:

En él señala las diferencias entre un sistema de gobierno democrático y una dictadura.

Para ello, retoma los siguientes puntos, ¿cómo es la relación con la oposición política los medios de comunicación o prensa, la libertad de expresión y manifestación de la población civil y las elecciones gubernamentales?

Para resolver el reto, recuerda consultar tu libro de texto. También puedes investigar en otras fuentes de información que tengas a la mano.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

Para saber más:

Lecturas

https://libros.conaliteg.gob.mx/secundaria.html

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