La magia de la palabra – Lenguaje Quinto de Primaria

Aprendizaje esperado: Adecuaciones de las leyendas en diversos momentos, contextos y culturas.

Recursos literarios para la construcción narrativa del texto.

Énfasis: Emplear el lenguaje para comunicarse y como instrumento para aprender:

  • Reconoce las transformaciones que sufren las leyendas a través del tiempo y en geografías distintas.
  • Aspectos sintácticos y semánticos.
  • Recursos literarios para la creación de efectos en el lector.
  • Recursos literarios para describir personajes, atmósferas y lugares.

¿Qué vamos a aprender?

Identificarás cuáles son los recursos literarios para describir personajes, atmósferas y lugares en una leyenda.

¿Qué hacemos?

Para el tema de hoy te invito a que consultes tu libro de texto de Español en las páginas 56 y 57.

https://libros.conaliteg.gob.mx/20/P5ESA.htm?#page/56

Yo recuerdo, que cuando iba a la primaria todos los viernes después del recreo, mi maestra nos contaba cuentos o leyendas, nos ambientaba el salón para que fuera más real, pues el horario era vespertino y entonces ya estaba oscureciendo y todos mis compañeros y yo estábamos muy atentos, porque había mucha incertidumbre de cómo terminaría la historia.

Hoy te invito a encontrar una nueva forma de disfrutar de la lectura y como sé que las leyendas te fascinan, pues se me ocurrió compartirte esta nueva forma de disfrutarlas, que es como lo hago yo en mi casa, así me lo enseñó mi abuelo y así aprendí a amar la literatura y quiero compartirlo contigo.

Ponerte en el lugar más cómodo que encuentres, a veces sirve irse a nuestro rincón preferido de la casa o simplemente poner un tapete en el piso y ahí irse a leer un buen libro, pide a un adulto que te lea la siguiente leyenda, pon mucha atención a todos los detalles que se mencionan.

El Huarampach

En el barrio de La Conquista, al noroeste de la población y cerca de la plaza cívica, está la casa de la familia Tamay. Conversando con ellos acerca de leyendas y sucesos de otros tiempos, don Juan Tamay, persona de sesenta y seis años, nos dice:

Hace muchos años, cuando yo era un adolescente, la luz eléctrica era proporcionada por una planta particular; sólo llegaba hasta la esquina de El elefante y se apagaba a las diez de la noche. La única distracción era jugar billar y de allí nos quitábamos muy tarde, ya que se alumbraba con una lámpara Coleman de gasolina.

Una de esas noches, regresaba a mi domicilio bien entrada la noche. La calle estaba solitaria y poco iluminada. El piso lodoso no permitía que yo avanzara con rapidez. Comencé a sentir miedo y, para disimularlo, silbaba mientras caminaba hacia mi casa. Al llegar a la esquina de El elefante, doblé a la derecha y al avanzar escasos 20 metros, escuché un ruido a mis espaldas, seguido de un fuerte viento que me erizó la piel. Un aroma a tierra mojada combinada con azufre fue inundando mis pulmones. En ese momento vi pasar sobre mi cabeza unos pies enormes de casi un metro de largo cada uno; no pude distinguir el cuerpo de los pies, pues sólo alcancé a ver cómo brincaba los cables de la luz que, en esa época, colgaban de los postes de madera de apenas cuatro metros de altura, como telarañas listas para atrapar a su presa.

En ese momento quise gritar fuerte pero no pude; no salía de mi garganta ningún sonido. De momento no me pude mover y gotas de sudor comenzaron a escurrir por mi frente. Al salir de mi asombro, comencé a correr y correr y correr, y no paré hasta llegar a mi casa. Le platiqué a mi señor padre lo sucedido y me dijo que era el Huarampach, que aparecía por las noches y desaparecía en donde había un ramonal. Que no hacía mal a nadie, hasta donde él sabía.

Don José Asunción Tamay, hermano de don Juan, al escuchar lo que éste relataba, dijo que él había visto al Huarampach como a las once de la noche, cuando ya las calles no estaban iluminadas. Se encontraba descansando cuando su hijo Remigio le avisó que una persona quería quitar el foco del poste de la esquina. Él salió rápidamente para llamarle la atención a esa persona y pudo darse cuenta de que se trataba de alguien que estaba parado y que no necesitaba escalera, pues era un gigante de casi ocho metros de altura.

No pudo describir a esa persona, pues, como toda la gente que lo ha visto, se quedó paralizado, y solamente recuerda que lo vio avanzar lentamente hacia el poniente, perdiéndose en las sombras de la noche, ya que la iluminación era escasa y los ramonales tupidos. Dijo que, de vez en cuando, entre los vecinos del rumbo, se escucha que se ha visto al Huarampach a altas horas de la noche.

El Sr. Francisco Uc explica que el Huarampach es un gigante como de ocho metros de altura, tan alto como el campanario de la iglesia y, que las plantas de sus pies están al revés, es decir, las puntas de sus dedos las tiene en dirección a su espalda y el calcañal al frente de su cuerpo; de esta manera engañaba a sus víctimas, a las que, si lograba atraparlas, decían que se las comía. Tenía largos brazos, como enredadera de chayote, y no podía doblar la espalda, lo que le hacía difícil recoger algo del suelo. Siempre agarraba sólo lo que tenía a su alcance.

Dicen que habitaba en la región del Petén y que, como no podía doblarse, dormía arrinconado a un árbol corpulento. Que un día un yerbatero lo siguió para ver a dónde llegaba y que, una vez localizado el lugar, esperó que saliera para la población y con su machete debilitó la rama del árbol donde se arrimaba a dormir.

Una vez hecho esto, se limitó a esperar su regreso. Cuando se apoyó en su árbol, la rama se quebró primeramente y después cayó al suelo cuan largo era, siéndole imposible levantarse. A base de conjuros mágicos, el yerbatero o Jmen acabó con el gigante conocido como Huarampach.

  • ¿Qué te pareció la leyenda de El Huarampach?

Es muy posible que le dijeran Huarampach, porque tenía pies que medían casi un metro de largo.

Pon atención a lo siguiente, ¿En qué momento de la leyenda crees que sentiste tensión o miedo?

  • Una de esas noches, regresaba a mi domicilio bien entrada la noche. La calle estaba solitaria y poco iluminada. El piso lodoso no permitía que yo avanzara con rapidez. Comencé a sentir miedo y, para disimularlo, silbaba mientras caminaba hacia mi casa.

En el párrafo vamos a revisar qué palabras o enunciados generan tensión en el lector. Por ejemplo, yo veo que uno de ellos sería: “La calle estaba solitaria y poco iluminada”, “El piso lodoso no permitía que yo avanzara con rapidez”, “escuché un ruido a mis espaldas, seguido de un fuerte viento que me erizó la piel” y “Un aroma a tierra mojada combinada con azufre fue inundando mis pulmones”.

  • ¿Qué crees que podemos observar de especial en estos enunciados?

Estos enunciados y las palabras que se mencionan generan sensaciones de ansiedad o nervios al momento de irlas leyendo. Yo como que puedo imaginarme el lugar donde ocurren los hechos, y hasta se me enchina la piel.

Un recurso que se emplea en este tipo de narraciones son los adjetivos, que sirven para modificar sustantivos, es decir, para describir, caracterizar o brindar alguna cualidad a personas, objetos o situaciones. Veamos lo que dice tu libro de texto de Español en la página 57.

https://libros.conaliteg.gob.mx/20/P5ESA.htm?#page/57

Fichero del saber:

Por medio de frases adjetivas podemos describir o caracterizar personas, objetos o situaciones resaltando lo sucedido; son empleadas en diferentes tipos de textos para detallar la descripción mediante adjetivos.

Describir es decir cómo es una cosa, una persona o algo que ocurrió, para hacer una descripción se pueden usar adjetivos. Por ejemplo, en la primera oración dice: “La calle estaba solitaria y poco iluminada”, ¿Cómo estaba la calle? “solitaria y poco iluminada”.

Entonces, las palabras “solitaria” y “poco iluminada” son “adjetivos” o “frases adjetivas”, son parte de la descripción y resaltan las cualidades de las cosas, las personas o los lugares.

Vamos a revisar el siguiente enunciado: “El piso lodoso no permitía que yo avanzara con rapidez”. ¿Cuál será el adjetivo? Es “lodoso”, el adjetivo “lodoso” se refiere a cómo es el piso.

Y en la siguiente frase que dice: “escuché un ruido a mis espaldas, seguido de un fuerte viento que me erizó la piel”, ¿Qué adjetivo utiliza? Es el adjetivo “fuerte”, que hace referencia a cómo es el viento.

La descripción de las situaciones, los lugares y los personajes en una leyenda ayuda a mantener al lector en suspenso y con toda la atención para continuar leyendo.

Vamos a revisar otra parte del texto donde se vea reflejada la descripción a detalle.

“El Sr. Francisco explica que el Huarampach es un gigante como de ocho metros de altura, tan alto como el campanario de la iglesia y, que las plantas de sus pies están al revés, es decir, las puntas de sus dedos las tiene en dirección a su espalda y el calcañal al frente de su cuerpo; de esta manera engañaba a sus víctimas, a las que, si lograba atraparlas, decían que se las comía. Tenía largos brazos, como enredadera de chayote, y no podía doblar la espalda, lo que le hacía difícil recoger algo del suelo. Siempre agarraba sólo lo que tenía a su alcance”.

El párrafo es un claro ejemplo de una descripción detallada utilizando adjetivos.

Para aprender a escribir hay que hacer descripciones, reiteraciones de palabras, frases o ideas y a realizar comparaciones.

Reiteración, es volver a decir algo que ya se había mencionado, es decir, reiterar lo dicho. Por ejemplo, en la historia que leímos, menciona lo siguiente: “Al salir de mi asombro, comencé a correr y correr y correr, y no paré hasta llegar a mi casa”. Este recurso literario se puede emplear para crear mayor intriga en el relato, al reiterar que corre y corre y corre, los lectores de inmediato podemos imaginar el nivel de angustia que pudo haber tenido el protagonista de nuestra historia.

Otro recurso que se utiliza son las comparaciones, las cuales tienen el propósito de sugerir imágenes o situaciones que propician que el lector comprenda la idea que se le quiere compartir en el texto, pero de forma figurada.

Por ejemplo, cuando habla de los cables de luz y dice que “colgaban de los postes de madera de apenas cuatro metros de altura como telarañas listas para atrapar a su presa”, están comparando los cables con telarañas.

Otro elemento que aparece en este tipo de narraciones son los adverbios, que en su mayoría nos ayudan a precisar o calificar la forma en que se realiza una acción.

Los adverbios son palabras que complementan o califican al verbo, aunque también existen adverbios que modifican a los adjetivos o a los mismos adverbios.

En el caso de la leyenda que leímos al principio, se utiliza un adverbio en el siguiente caso: “Él salió rápidamente para llamarle la atención a esa persona”. El adverbio es “rápidamente”, ya que nos dice cómo salió esa persona.

En ese caso el adverbio está calificando al verbo “salir”, recuerda que los adverbios nos ayudan a identificar la forma en que se realizan las acciones. Con ellos precisamos cualidades del verbo, también existen algunos que pueden modificar o complementar adjetivos u otros adverbios.

Todo el tiempo estamos empleando adverbios al hablar o al escribir; son más comunes de lo que pensamos, por ejemplo, cuando digo “la sopa estaba demasiado caliente”, estoy usando el adverbio “demasiado” para calificar al adjetivo que ya nos había indicado cómo estaba la sopa, pero al agregar el adverbio, estoy haciendo más intenso una característica de la sopa: el calor; es decir, le estoy ayudando a mi lector a entender que la sopa no sólo estaba caliente, sino “demasiado” caliente.

Ya encontré otro adverbio “se quedó paralizado, y solamente recuerda que lo vio avanzar lentamente hacia el poniente, perdiéndose en las sombras de la noche”.

“Lentamente” es un adverbio de modo. Un tip para identificar algunos adverbios es cuando la palabra termina en “mente”, como “hábilmente”, “rápidamente”, “libremente”. Pero lo más importante es que te quede claro cómo estos recursos nos ayudan a que la narración nos “haga ver” las imágenes que nos cuenta.

Vamos a trabajar con dos textos breves, a fin de agregar descripciones y diversos recursos literarios como los que hemos visto el día de hoy, para observar cómo podemos transformar nuestros textos.

Recuerda que el propósito de la clase del día de hoy es identificar cuáles son los recursos literarios para describir personajes, atmósferas y lugares en una leyenda. Entonces, vamos a agregar al texto los recursos necesarios para crear, en cada uno de ellos, una atmósfera de misterio o temor, características de las leyendas.

Primer texto a modificar:

El bosque siempre me ha parecido un lugar tenebroso. Ese día tomé la decisión de entrar en él y dejar de temerle. Así que me armé de valor y entré.

Segundo texto a modificar:

El pasillo que conduce a la recámara de mis padres es largo y regularmente no está muy iluminado. Pero como necesitaba decirles lo que me había pasado, caminé hasta llegar a la puerta, toqué, y mi madre me dijo: “¡Ya vete a dormir y deja de estarte paseando!”.

Para trabajar los textos, te recuerdo algunas características de la leyenda, que hemos estado revisando hoy y en clases anteriores:

  • Provienen de la tradición oral; son narraciones que han pasado de generación en generación.
  • En la mayoría de los casos, son relatos de misterio y terror, aunque también hay de otros temas.
  • Todas las leyendas buscan explicar algún fenómeno o suceso en particular.
  • Emplean algunos recursos literarios que ayudan a crear toda esa atmósfera de enigmas y misterios, como: reiteraciones, adjetivos, adverbios y comparaciones, entre otros.
  • Las leyendas son muy importantes para preservar las tradiciones, la cosmovisión y los relatos históricos de una comunidad, pues además de la fantasía que contienen, también suelen incluir elementos de la realidad o basarse en hechos reales.

Vamos a ver cómo queda el primer texto ambientado.

El bosque con árboles grandes y frondosos, siempre, siempre, me ha parecido un lugar tenebroso en el que tantas sombras oscuras parecen insinuar la silueta de seres malvados que se esconden tras los troncos. Ese día, tomé la decisión de entrar en ese tenebroso lugar. El clima estaba muy húmedo y la neblina no permitía que viera con claridad el camino, pero tenía que dejar de temerle. Así que me armé de muchísimo valor y, lentamente, fui avanzando. Paso a paso…

Así queda el segundo texto ambientado.

El pasillo que conduce a la lejana recámara de mis padres es largo, más bien larguísimo y, regularmente, la oscuridad de ese pasillo angosto resulta atemorizante. Pero yo tenía la urgencia de comunicarme con ellos. Tenían que saber lo que había pasado; así que mis pies se fueron moviendo lentamente. Primero un dedo, después todos los demás, sobre el piso que rechinaba de forma muy aguda a cada paso que daba. Por fin llegue hasta esa gran puerta. Mi mano golpeó suavemente sobre la madera, una, y otra y otra vez. No se escuchaba otra cosa más que mi respiración; todo era silencio. De repente, una voz espectral respondió: “¡Ya vete a dormir y deja de estarte paseando!”.

A los textos se les han agregado adjetivos, reiteraciones y descripciones que en verdad permiten imaginarnos lo que nos están narrando.

Tú también construye textos mágicos. Compártelos con tus compañeros, con tus padres y familiares y también con tu maestro o maestra.

Hablando de la magia de las palabras, te invito a ver el siguiente video.

  1. Te reto a…Hacer un minuticuento.

Hay muchos temas y motivos para escribir y la idea del minuticuento suena muy bien.

Te recomiendo aceptar el reto y poner en juego todo lo que hasta hoy hemos aprendido. Deja que las ideas fluyan en tu cabeza y compártanlas por medio de toda esa magia que las palabras pueden producir.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

Para saber más:

Consulta los libros de texto en la siguiente liga.

https://www.conaliteg.sep.gob.mx/primaria.html

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