La Paz Armada – Historia Primero de Secundaria

Aprendizaje esperado: Analiza la competencia existente entre los Estados europeos antes de 1914.

Énfasis: Analizar las rivalidades entre las potencias imperialistas europeas antes de 1914.

¿Qué vamos a aprender?

El propósito de esta sesión consiste en: “Analizar las rivalidades entre las potencias imperialistas europeas antes de 1914”.

Desde 1871 hasta el estallido de la Gran Guerra en 1914, Europa vivió un periodo de medio siglo conocido como Paz Armada. Conozcamos en qué consistía y por qué se le ha asignado ese nombre.

Recuerda que, para realizar anotaciones, sólo necesitan lápiz o bolígrafo, cuaderno y su libro de texto para profundizar y ampliar tus conocimientos acerca del tema.

¿Qué hacemos?

Lee un fragmento del libro de Eric Hobsbawm, llamado “La era del Imperio”; en él, el historiador británico dice:

“Desde 1815 no había habido una guerra en la que estuvieran implicadas todas las potencias europeas. Desde 1871, ninguna potencia europea había ordenado a sus ejércitos que atacaran a los de otra potencia. Las grandes potencias elegían a sus víctimas entre los débiles y en el mundo no europeo […]

En el territorio de las víctimas potenciales más próximas y de mayor extensión, el Imperio otomano, en proceso de desintegración desde hacía tiempo, la guerra era una posibilidad permanente porque los pueblos sometidos intentaban convertirse en Estados independientes y, posteriormente, lucharon entre sí, arrastrando a las grandes potencias a esos conflictos.

Los Balcanes eran calificados como el polvorín de Europa y, ciertamente, fue allí donde estalló la explosión global de 1914. Pero la ‘cuestión oriental’ era un tema familiar en la agenda de la diplomacia internacional, y si bien es cierto que había dado lugar a una constante sucesión de crisis internacionales durante un siglo e incluso una guerra internacional importante (la guerra de Crimea), nunca había llegado a descontrolarse por completo. [..]

En la década de 1880, Friedrich Engels analizó las posibilidades de una guerra mundial, mientras que el filósofo Nietzsche saludó (con una actitud insana, pero de forma profética) la creciente militarización de Europa y predijo el estallido de una guerra que ‘diría sí al bárbaro, incluso al animal salvaje que hay dentro de nosotros’.

Sin embargo, su estallido no se esperaba realmente. Incluso durante los últimos días de la crisis internacional de julio de 1914, cuando la situación ya era desesperada, los estadistas, que estaban dando los pasos fatales, no creían realmente que estaban iniciando una guerra mundial. Con toda seguridad, se podría encontrar alguna fórmula, como tantas veces había ocurrido en el pasado. Los enemigos de la guerra tampoco podían creer que la catástrofe que durante tanto tiempo habían pronosticado se cernía ya sobre ellos.”

¿Este fragmento te permitió distinguir por qué se le llamó a ese periodo Paz Armada?

Se explicará a detalle a continuación.

Como leíste, durante un periodo de más de 40 años, las potencias europeas no esperaban encontrarse enfrascadas en un enfrentamiento global. Sin embargo, el desarrollo del capitalismo y su industria armamentista, así como la disputa por el dominio de las colonias en África y Asia, y la propagación de las ideas del nacionalismo, mostraban una frecuente y escalada competencia entre las potencias de Europa y, después, los Estados Unidos de América.

La competencia entre potencias europeas que se dio durante la Paz Armada tuvo dos trasfondos: uno nacionalista y otro imperialista.

Como estudiaste en las sesiones anteriores, el movimiento romántico o Romanticismo fue muy importante porque difundió la idea de que todo individuo formaba parte de una nación, la cual era única por su historia, costumbres e idioma. De esta manera, cada nación comenzó a defender la idea de su propia superioridad sobre las demás naciones.

El nacionalismo, por otro lado, fue una ideología que surgió desde la Revolución francesa, mediante la cual se manifestaba un profundo amor, devoción y orgullo hacia una nación, su historia y su lengua, rechazando en muchos sentidos lo extranjero como algo supuestamente impuro. A través del nacionalismo, muchos Estados reescribieron su propia historia, muchas veces con mitos, pero siempre mostrándose como una nación poderosa a lo largo de su historia.

Estas ideas del nacionalismo, acompañadas de la búsqueda de mayores riquezas propiciadas por el capitalismo, posibilitaron el desarrollo del imperialismo durante el siglo XIX. De esta manera, África y gran parte de Asia sufrieron la invasión de diversas potencias europeas, que buscaban extraer materias primas para desarrollar sus propias industrias y continuar en su competencia por ver qué nación era la más poderosa.

Bajo el lema “Si vis pacem, para bellum”, que en latín significa “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, todas las potencias comenzaron a acumular armamento para utilizarlo en caso de que fuera necesario.

Uno de los tantos ámbitos en los cuales compitieron las potencias europeas fue en el económico.

Gran Bretaña había sido durante casi 100 años la potencia económica y militar más imponente del mundo, invadiendo y creando colonias en cuatro continentes. Pero esto cambió cuando Prusia, tras derrotar al Imperio austriaco y al Imperio francés, logró unificar decenas de principados alemanes, formando el enorme y poderoso Imperio alemán. Esta nueva nación logró un crecimiento muy rápido en su economía, estableciendo así una competencia y rivalidad con Gran Bretaña que llevaría a una carrera armamentista que buscaba preparar a una y otra nación en caso de tener que enfrentarse militarmente.

Aunada a estas naciones, Francia mantenía una economía bastante sólida que, aunque en menor medida, competía con las economías de las otras potencias europeas.

A su vez, el Imperio ruso tenía grandes intereses en expandirse hacia el mar Mediterráneo y el centro de Asia, lo que pondría en riesgo numerosas colonias británicas en África y Asia.

Al otro lado del océano, los Estados Unidos de América vivían una época de industrialización y crecimiento económico gracias a la conquista de los territorios indígenas del oeste, consolidando su lugar como potencia emergente al derrotar al casi derrumbado Imperio español en 1898, arrebatándole algunas de sus posiciones en América y Asia, como Cuba y Filipinas.

Cuando Italia y Alemania se unificaron como naciones, el continente africano se encontraba colonizado por otras naciones europeas desde décadas anteriores. Sin embargo, en su afán por explotar riquezas, comenzaron a disputar con los demás países el control de territorios cuyo dominio aún no estaba consolidado.

Debido a estas fricciones, como han estudiado, se celebró la Conferencia de Berlín entre 1884 y 1885, con el objetivo de repartirse las colonias del continente africano.

De esta manera, sin convocar a las poblaciones de este continente, sin preguntarles si estaban de acuerdo, todos los territorios, excepto Abisinia (la actual Etiopía) y Liberia, se los repartieron los gobiernos de ese momento de España, Italia, Francia, Reino Unido, Alemania, Portugal y Bélgica.

Sin embargo, las jóvenes naciones Italia y Alemania no quedaron contentas con el reparto.

Quizá te estés preguntando: ¿acaso la sociedad europea no se opuso a esta explotación de los territorios africanos? Desafortunadamente, existía un gran consenso en Europa al considerar que la extracción de los recursos de este continente podría beneficiar tanto a las potencias como a las colonias, permitiendo su desarrollo económico, gracias a la intervención de los europeos.

Como recordarás, este dominio se legitimó a través de la pseudociencia conocida como darwinismo social, encabezada por Herbert Spencer, quien defendía que, en tanto que las especies más fuertes eran las que se sobreponían a las otras, así, el hombre blanco y europeo, supuestamente superior, debía gobernar y dirigir a los pueblos más atrasados hacia el progreso, o bien a su extinción.

Y en esto también compitieron las potencias europeas.

En 1851 se organizó en la ciudad de Londres la Gran Exposición de los Trabajos de la Industria de Todas las Naciones, la primera Exposición Universal donde las potencias del mundo mostraron sus avances científicos y tecnológicos.

Pero Inglaterra no era el único país que buscaba ser anfitrión en un evento así. En 1878 y 1889 se llevaron a cabo en Francia dos exposiciones con objetivos similares.

La de 1889 se celebró con motivo del Centenario de la Revolución Francesa, donde el Estado francés buscó mostrarle al mundo el progreso científico y tecnológico, pero, sobre todo, civilizatorio, que estaba desempeñando en el mundo. Los principales atractivos de esta exposición fueron la Torre Eiffel, símbolo de las nuevas ciudades hechas de acero, y la muestra “Un pueblo negro”, un degradante zoológico humano de indígenas.

De esta manera, los franceses buscaron mostrar la idea de que estaban llevando la civilización y el progreso al mundo.

Detente un momento para recapitular el tema a través del siguiente video del minuto 1:27 al 4:43.

  1. El nacionalismo imperialista

Observa el siguiente video del minuto 3:12 al 5:07.

  1. El colonialismo en África

¿Es posible justificar el imperialismo? ¿Qué habrías hecho si hubieras nacido en un país colonizado en esa época? Y si hubieras nacido en un país colonizador, ¿habrías protestado ante esta situación?

Ahora, en el periodo que estas estudiando, también hubo un cambio importante en la vida de las personas, dándole a la sociedad de esa época una forma muy parecida a la que tenemos hoy en día.

Por un lado, la invención de la luz eléctrica cambió totalmente el escenario urbano, pues ahora las calles alumbradas de las grandes ciudades permitieron el desarrollo de la vida nocturna.

En las ciudades, grandes grupos de trabajadores exigían una mejora en sus condiciones de vida a través de huelgas y manifestaciones. Influidos por ideologías como el socialismo y el anarquismo, algunos de estos grupos se opusieron a las ideas nacionalistas, abogando que éstas sólo dividían al ser humano en lugar de unirlo.

Las comunicaciones sufrieron una serie de importantes transformaciones: el ferrocarril y los grandes barcos de acero impulsados por carbón permitieron acortar el tiempo para transitar por largas distancias, transportando materias primas, productos manufacturados, personas e ideas de un lado a otro.

Los cables submarinos, el telégrafo, y ya iniciado el siglo XX, el teléfono, permitieron que las personas se comunicaran de manera casi inmediata a distancias que antes tomaría meses cruzar para comunicar un mensaje. Pero, con todos estos cambios, la industria bélica también se desarrolló.

Por ejemplo, a finales del siglo XIX, fueron inventadas la nitrocelulosa y el TNT, compuestos químicos utilizados para hacer explosivos. También se desarrollaron nuevos fusibles y los primeros revólveres semiautomáticos.

Entre los años 1877 y 1878 tuvo lugar la que se conoce como guerra ruso-turca. Este enfrentamiento, impulsado en buena medida por Rusia, buscaba alcanzar la independencia de diferentes pueblos que habitaban la región de los Balcanes, y que se encontraban bajo el gobierno del Imperio turco otomano desde casi 400 años atrás. La finalidad de esto, para los rusos, era que, de lograr la fragmentación del Imperio otomano, Rusia tendría un acceso directo al mar Mediterráneo y, con ello, a la lucha entre las potencias por la colonización de África.

Tras haber logrado la independencia de los territorios de Bulgaria y Rumania, los rusos estuvieron a punto de tomar la capital turca, Estambul. Ante esto, los británicos intervinieron, pues de caer esta ciudad, el equilibrio que existía entonces entre las potencias europeas colapsaría, dándole a Rusia el control de prácticamente toda Europa oriental y el norte del Medio Oriente.

Después de esta guerra, la competencia entre las naciones europeas se centraría, sobre todo, entre los Imperios ruso, británico, francés, alemán y austriaco.

Con todo y los intentos por no estallar una guerra entre las potencias, el ambiente bélico y de competencia se expresaba, además de en los ámbitos ya expuestos, en el arte.

Ve y escucha el siguiente video del minuto 1:50 al 3:18 y del 4:01 al 4:39.

  1. Nacionalismo y Romanticismo

¿Habías pensado que el arte podía alentar intenciones bélicas? ¿Conoces alguna expresión artística, ya sea visual, escrita o musical, con un carácter nacionalista y bélico?

A lo largo de esta sesión has estudiado que si bien no hubo enfrentamientos armados que implicaran a todas las potencias entre los años 1871 y 1914, las condiciones que presentaba cada país debido al nacionalismo, el imperialismo, el desarrollo de las tecnologías y el capitalismo, pusieron a estas naciones en un continuo estado de alerta, listas para hacerse la guerra en cualquier momento, de ahí que también se conozca a este periodo como la Paz Armada.

La competencia entre estas naciones se dio en distintos ámbitos: desde el económico, al competir por la consecución de materias primas y la conquista de más colonias, hasta mostrar a las demás naciones cuál de ellas había alcanzado un desarrollo tecnológico y científico más importante, el cual, finalmente, repercutió en el desarrollo de armas cada vez más sofisticadas.

El Reto de Hoy:

Imagina que te encuentras en una sesión con los representantes de las principales potencias del mundo del siglo XIX: los Imperios ruso, británico, austriaco y alemán, así como Francia y Estados Unidos de América.

Redacta en su cuaderno un manifiesto a través del cual busques evitar que las tensiones aumenten y que, en cambio, sigan el camino de la paz para la solución de sus conflictos.

Además, en tu texto escribe argumentos a favor para terminar con el imperialismo y la explotación de las naciones oprimidas.

Para resolver el reto de la sesión, no dudes en apoyarte en tu libro de texto.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

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