¡Oh, qué tragedia! – Artes Quinto de Primaria

Aprendizaje esperado: Clasifica obras artísticas teatrales por su origen, época o género, e identifica sus principales características.

Énfasis: Distingue las características de la tragedia como género dramático e identifica textos trágicos relevantes.

¿Qué vamos a aprender?

Aprenderás a distinguir las características de la tragedia como género dramático e identificarás textos trágicos relevantes.

¿Qué hacemos?

Para iniciar nuestra clase empezaré por comentarte que las tragedias nos acechan todo el tiempo. Siempre hay peligro de que ocurra un accidente porque todos somos propensos a cometer un error trágico, por exceso de confianza o negligencia.

Las tragedias son realistas porque son una representación de la vida, sus personajes y situaciones califican como “posibles y probables”.

Hay quienes las definen como un fenómeno catastrófico de efecto expansivo y quienes miden su magnitud por la cantidad de afectados que existen.

Pero la tragedia se refiere, más bien, a sucesos indeseables que pudieron ser evitados porque, de hecho, fueron advertidos, suceden a causa de decisiones temerarias, irresponsables, y/o negligentes, tomadas por alguien que se creyó invencible y/o infalible, que no vio, o no le importó, el peligro.

Por ejemplo: Las consecuencias de un temblor o un maremoto, son una desgracia, pero no necesariamente son una tragedia, en cambio, la explosión de una planta nuclear o el hundimiento de un barco y hasta un atropellamiento, penden entre la posibilidad de ser un accidente o una tragedia que depende de:

  1. Las causas.
  2. Probabilidades de haber sido prevenido.
  3. La cantidad de personas que resultan afectadas.

Toda obra trágica comienza siempre con un “Presagio Funesto”, por ejemplo: Luna roja, lluvia de estrellas, tormenta, etc. El presagio representa que el peligro es evidente para todos.

La catástrofe, no sólo es evitable, sino previsible, fue advertida repetidas veces porque todos, excepto el héroe, vieron el riesgo y lo predijeron, pero las advertencias son siempre desoídas.

En la trama clásica, la historia siempre ocurre en las más altas esferas del poder político y económico. El protagonista suele ser alguien muy encumbrado puede ser un rey o un príncipe, admirado y considerado héroe, cuyo único defecto es su arrogancia, este defecto lo mantiene enceguecido, haciéndolo emprender actos muy osados, graves e imprudentes, sin percatarse del riesgo que corre y el peligro que genera para los demás. Él se siente por encima de todo y de todos, llega a tal punto que un día, comete una trasgresión muy, pero muy grande que se le conoce como el “Error Trágico”, “Pecado de Soberbia” o “Hybris”.

Antes de la catástrofe, el personaje suele darse cuenta, de repente, del daño terrible que va a provocar en el macro sus acciones y se horroriza a este momento se le llama “Toma de conciencia” o “Anagnórisis”, casi siempre intenta detener la oleada de las devastadoras consecuencias, pero, usualmente, es tarde y produce mucho sufrimiento, primeramente, a él mismo, después a los suyos y finalmente, el efecto puede crecer y trascender los límites de su entorno y afectar a comunidades, pueblos, regiones y hasta naciones enteras.

El Héroe es: Diestro, valiente, honorable, arrogante, soberbio e impulsivo.

En el conflicto: El protagonista desea la gloria de la hazaña, la gloria de la proeza, así como vencer los obstáculos para lograr lo imposible, también se rebela a ser y hacer lo que la ley, el destino o la naturaleza determina e intenta vencerlos.

Como ejemplo de Hybris, tenemos la fábula del “El hijo desobediente”, de José Rosas Moreno, que es, sin lugar a dudas, un buen ejemplo de la Hybris, Pecado de Soberbia y Error Trágico:

Te invito a leer la fábula.

El hijo desobediente,

en una selva sombría,

un nido en un árbol vi,

desde el nido, “pí, pí”

un pajarillo decía.

Su buen padre que lo oía,

“voy”, le dijo cariñoso,

“voy a, volar presuroso,

ricos granos a traerte;

espérame sin moverte,

y procura ser juicioso”

Al verle el nido dejar,

dijo el cándido polluelo:

“¡Cuál le envidio! ¡Cuánto anhelo!

¡El viento también cruzar!”

Quiso en el acto volar,

y el ala tendió imprudente,

más descendió de repente,

y horrible muerte encontró.

Siempre el cielo castigó,

al hijo desobediente.

Usualmente, la Anagnórisis del personaje suele provocar la catarsis del público, también conocido como “grito ahogado” porque se siente una combinación de horror y conmiseración que es la pena o dolor por el sufrimiento ajeno. Es ese el momento en que el espectador, entiende de golpe, la magnitud de la catástrofe que se avecina y el tamaño de la desgracia que se cierne sobre la cabeza del héroe y siente muchas emociones al mismo tiempo: se enoja, se horroriza, se conmueve y se frustra, todo al mismo tiempo.

Aunque siempre hay una catástrofe y un héroe que se enfrenta a fuerzas más poderosas, puede haber dos tipos de desenlace:

  1. “De destrucción”, es el que casi todos conocemos es el clásico, más allá de la destrucción física del personaje; el personaje pierde eso que más valora: Su fama, su gloria y su condición de héroe.
  2. “De sublimación”, es un final lleno de esperanza, júbilo y/o de una triste alegría, porque descubrimos que las motivaciones del personaje fueron, realmente, altruistas, y que sus acciones, en realidad nos salvan de una catástrofe mayor, por ejemplo: Jesús García, héroe de Nacozari.

A continuación, te invito a ver el siguiente video de una tragedia clásica de William Shakespeare, La tragedia de Julio César compuesta en 1599, inspirada en un tema histórico de la Antigua Roma: El asesinato de Julio César, un líder autoritario de aquella época.

          1. La tragedia de Julio Cesar, de William Shakespeare.

Las escenas del video te sirven como ejemplo para que conozcas y reconozcas el estilo performativo más usual y clásico, en la representación escénica de una tragedia, es posible distinguir, por ejemplo, los tonos, intensidades y cadencias en las voces y los movimientos de los actores, los tipos de composición y ritmo coreográfico del tránsito escénico, gamas cromáticas en vestuarios, escenografías, maquillajes y decorados, tonos e intensidades de iluminación, estilo de las coloraturas sonoras en la musicalización y sonorización, etc.

Ahora observa el siguiente video:

          1. Géneros dramáticos: Tragedia, comedia y tragicomedia.

En el video pudiste observar un resumen acerca de la tragedia, como género dramático complejo y milenario, así como las características generales de la tragedia, la descripción del protagonista y la definición de la catarsis.

La tragedia busca prevenir tragedias reales, mostrándonos los riesgos que corremos cuando nos sentimos infalibles o invencibles. Está dirigida a todas y todos, pero especialmente, para los poderosos, porque las Hybris de los poderosos afectan a más personas que las Hybris de la gente común.

Los autores aprovechan para abordar temas profundos como el destino, la libertad, la lealtad, el amor, el nacionalismo, la solidaridad y cualquier otro dilema ético o moral que pueda considerarse entre “los grandes problemas de la humanidad”.

Gracias a la tragedia, las grandes masas (la gente menos educada) tuvo acceso, en su momento, a conocer y reflexionar estos “grandes temas”, puestos ante ellos en un lenguaje relativamente cercano y, ejemplificado de tal manera, que les fueran más comprensibles.

Te invito a leer el monólogo de Segismundo. “La vida es sueño” de Pedro Calderón de la Barca.

El presente monólogo trata sobre la transformación, una sublimación del protagonista de “La vida es sueño”, quien pasa de ser un hombre atormentado a vivir en armonía.

SEGISMUNDO

Es verdad, pues: reprimamos

esta fiera condición,

esta furia, esta ambición,

por si alguna vez soñamos.

Y sí haremos, pues estamos

en mundo tan singular,

que el vivir sólo es soñar;

y la experiencia me enseña,

que el hombre que vive, sueña

lo que es, hasta despertar.

Sueña el rey que es rey, y vive

con este engaño mandando,

disponiendo y gobernando;

y este aplauso, que recibe

prestado, en el viento escribe

y en cenizas le convierte

la muerte (¡desdicha fuerte!):

¡que hay quien intente reinar

viendo que ha de despertar

en el sueño de la muerte!

Sueña el rico en su riqueza,

que más cuidados le ofrece;

sueña el pobre que padece

su miseria y su pobreza;

sueña el que a medrar empieza,

sueña el que afana y pretende,

sueña el que agravia y ofende,

y en el mundo, en conclusión,

todos sueñan lo que son,

aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí,

destas prisiones cargado;

y soñé que en otro estado

más lisonjero me vi.

¿Qué es la vida? un frenesí.

¿Qué es la vida? una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

Segismundo, príncipe ignorante de Polonia, desde bebé fue arrojado a una torre perdida en una barranca por su padre, el rey Basilio, cuando nació Segismundo su progenitor leyó los horóscopos que cuando ascendiera al poder se convertiría en el mayor tirano del mundo. Para evitar que se cumpliera esta profecía, Basilio lo mandó encerrar en la torre, donde creció como una bestia, educado por Clotaldo, el primer ministro del rey.

Cuando es adulto, para probarlo, Basilio lo saca de la torre narcotizado; cuando Segismundo despierta, y se ve en medio de los lujos del palacio, recibe la noticia de que es el príncipe heredero del trono de Polonia y que su vida en la torre era para evitar un mal hado. Segismundo se enfurece, arroja a un sirviente por la ventana, amenaza a su padre y a todos los que se encuentran alrededor suyo. Basilio decide narcotizarlo una vez más, cuando despierta una vez más Segismundo, se halla prisionero otra vez en la torre y le comenta a Clotaldo que no entiende lo que ha pasado, entonces, Clotaldo le sugiere que todo fue un sueño. Conmovido por esa experiencia, se suscita una transformación interna en Segismundo, se vuelve más reflexivo y sabio.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

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