Para no repetir – Lenguaje Primero de Secundaria

Aprendizaje esperado: Escribe cuentos de un subgénero de su preferencia.

Énfasis: Mantener referencia a lugares y personajes mediante diversos recursos lingüísticos.

¿Qué vamos a aprender?

En esta sesión estudiarás cómo describir, mediante el uso de distintas palabras, los espacios y los personajes dentro del cuento.

¿Qué hacemos?

Para iniciar revisa la siguiente ejemplificación de un alumno llamado Pedro que le comenta a su profesora sobre cómo está escribiendo un cuento y las situaciones que le están ocurriendo al estar desarrollando esta actividad.

Pedro:

Maestra, que bueno que la veo, porque fíjese que tengo un problema.

Maestra:

¡No me digas!, ¿y cuál es?

Pedro:

Pues que estoy tratando de escribir un cuento y ya tengo a mis personajes y todo lo que va a pasar. Es buenísimo, de ciencia ficción, con muchas máquinas que quieren acabar con los humanos y un ejército de plantas carnívoras que se comen a las máquinas…

Maestra:

Suena muy interesante.

Pedro:

Sí, el problema es que siento que no está quedando bien; como que se repiten muchas palabras. Tengo un párrafo, por ejemplo, donde se repite cuatro veces la palabra “androide”. Y eso no me gusta; me parece que hace que el texto parezca poco profesional, ¿no cree?

Maestra:

Ya veo. Creo que ya sé cuál es el problema con tu escritura: no quieres repetir, pero no sabes muy bien cómo hacer para que no te pase.

Juan Rulfo, cuentista mexicano, decía que en un cuento “se trabaja con la imaginación, intuición y una verdad aparente; cuando esto se consigue, entonces se logra la historia que uno quiere dar a conocer”.

Bien después de haber leído esta problemática que le sucede a Pedro, ahora entrarás en el tema, para que puedas conocer, que se puede hacer ante esta situación, cuando te encuentres escribiendo en este caso un cuento.

Si bien es cierto que estos aspectos son necesarios en un primer momento, cuando tienes que decidir las características y especificidades de la historia que vas a trabajar, también es importante pensar en la manera en como vas a construir el texto, esto es, la estructura del cuento.

¿Recuerdas algún cuento que te haya gustado?

Tal vez recuerdes varios cuentos que te envolvieron en su trama debido a que tanto el desarrollo, como la descripción del espacio, el tiempo y los personajes estaban redactados tan bien, con tanta soltura, que te mantuvieron leyendo e interesado hasta el término de la narración y de la última página.

Probablemente, esos cuentos que te fascinaron estaban redactados de una manera particular para crear un efecto determinado en ti como lector.

Los escritores y ahora tú, deben tener presente que el lenguaje es de suma importancia porque si se eligen las palabras adecuadas, éstas ayudan a resaltar características y peculiaridades de un espacio o un personaje, y con ello se puede dar realce a la trama.

No se trata sólo de tener inspiración o grandes ideas: hay que saber usar el lenguaje para comunicar claramente la historia que se quiere contar y atrapar a los futuros lectores, de la historia.

El texto literario, en específico el cuento, como todos los otros diferentes tipos de texto (informativo como el periódico; expositivo como la monografía o argumentativo como el ensayo) debe cumplir con determinados requisitos para que lo que se presenta tenga sentido y logre su propósito comunicativo. En el caso del cuento, el objetivo es que el lenguaje se use de tal manera, que el escritor logre despertar ciertas emociones y reflexiones en su lector.

Por lo tanto, un futuro escritor y ahora tú que en este momento tienes ese papel, debes tener presente que existen diversos recursos lingüísticos que te ayudarán a mejorar la redacción de tu cuento, para así lograr que éste sea interesante para tus lectores.

Ahora, revisa los elementos en los cuales te puedes apoyar:

  • La descripción.
  • Recursos semánticos.
  • Recursos sintácticos.

Pero, ¿qué función cumple la descripción?

La descripción sirve para hacer más vívida, colorida y cercana la imagen de un espacio donde se desarrolla la historia o de un personaje para que el lector pueda imaginar que se encuentra en ese lugar o está frente a frente con el protagonista de la historia. La descripción, a su vez, se apoyará en otros recursos como las repeticiones, los sinónimos y las metáforas.

Se propone la siguiente actividad: lee los siguientes fragmentos de cuentos y determina qué recurso se usa para referirse a lugares y personajes. Éstos son los fragmentos:

Era una niña inteligente, una muchacha hábil para resolver problemas”.

“Vivía en una gran casa, con un gran patio y una gran habitación”.

“La niña tenía unas antenas abiertas a lo que su mamá le decía”.

¿Qué opinas?

Bien, el primer ejemplo usa sinónimos porque las palabras “niña” y “muchacha” son sinónimas y se usan para describir a la protagonista.

Sinónimos

“Era una niña inteligente, una muchacha hábil para resolver problemas”.

El segundo ejemplo usa repeticiones, porque aparece varias veces la palabra “gran” para que el lector se haga una idea de las dimensiones de la casa donde vive la protagonista.

Repetición

“Vivía en una gran casa, con un gran patio y una gran habitación”.

El último ejemplo hace uso de la metáfora ya que las “antenas abiertas” se refieren a los oídos atentos de la niña.

Metáfora

“La niña tenía unas antenas abiertas a lo que su mamá le decía”.

Bien, otros recursos que también se usan son la metonimia o las relaciones por campo semántico, entre otras. Además de estos recursos, la narración también hace uso de los adjetivos, los adverbios y los pronombres. Todos estos elementos se entretejen entre los enunciados del cuento para unir una serie de ideas y formar un párrafo.

Ahora ser propone que trabajes con fragmentos de la novela El agujero negro, de Alicia Molina. Este libro narra la historia de la valiente y audaz Camila, quien, en su afán por encontrar el regalo de cumpleaños idóneo para su olvidadiza mamá, inicia su búsqueda guiada por el duende verde para conseguir tan preciado presente.

Sin embargo, la mamá de Camila decidió hacer “algunos ajustes” para mejorar el cuento corrigiendo unos cuantos párrafos; pero como es un poco despistada, no recuerda dónde dejó las modificaciones y se le ayudará a arreglar los párrafos modificados.

Las primeras correcciones las hizo a nivel sintáctico, es decir, cambió la posición de los pronombres personales y el párrafo quedó así:

“Se trataba de hacerles un regalo de cumpleaños a su mamá […] les tejió una bufanda larga, larga, larga con rayas de todos los colores quien su mamá no se quitó en dos semanas, pero una mañana que salió el sol se lo quitó y lo perdió”.

Con el párrafo anterior tal vez te sientas confundido porque no le entiendes bien. Pero hay que ir por partes para determinar qué es lo que dificulta la comprensión.

Coincidirás en que el fragmento anterior trata sobre el regalo de cumpleaños que le dio Camila a su mamá: la bufanda. No obstante, se escucha extraño porque no hay concordancia en el uso de los pronombres personales con su elemento de referencia, es decir, aquello de lo que habla.

Suena raro decir “una mañana que salió el sol se lo quitó y lo perdió” y se puede creer que hablaba de la bufanda, entonces debería decir “se la quitó”, ¿no es así?

Bueno, primero recuerda que los pronombres son la clase de palabra que sirve para sustituir un sustantivo y evitar la repetición. Sabes que el elemento de referencia del pronombre “lo” es la bufanda, la cual es un sustantivo femenino singular y de ella se está hablando en el párrafo, pues fue el regalo dado a su mamá. Por lo tanto, la correspondencia sería:

Bufanda (sustantivo femenino singular) corresponde el pronombre personal la.

“una mañana que salió el sol se lo quitó y lo perdió”

“una mañana que salió el sol se la quitó y la perdió”

Se debe emplear el pronombre de tercera persona singular femenino (la) en lugar del pronombre de tercera persona del singular masculino (lo). Por ello no se entendía. A este tipo de referencialidad se le conoce como anáfora, y quiere decir que a lo que se refiere el pronombre “la”, es decir, la bufanda, ya fue mencionado previamente en el texto.

También notaste que hay otro pronombre cuyo uso es inadecuado en esta situación, y es “les”, porque en vez de ir en singular está en plural, pues quien recibe la bufanda de regalo es la mamá de Camila.

A “mamá de Camila” que es un sustantivo singular, corresponde el pronombre de tercera persona singlar “le”.

“Se trataba de hacerles un regalo de cumpleaños a su mamá (…); les tejió una bufanda”

“Se trataba de hacerle un regalo de cumpleaños a su mamá (…); le tejió una bufanda”

Tal vez ahora notes que, en este caso, el referente del pronombre “le”, que es su mamá, está después y no antes como en el caso anterior.

Este tipo de referencialidad recibe el nombre de catáfora, ya que el referente que se pretende mencionar aparece posteriormente. Tal fue el caso de la mamá de Camila.

Por otro lado, se identifica otro elemento que no concuerda, y que le resta cohesión al sentido del párrafo. Es el caso de “le tejió una bufanda larga, larga, larga con rayas de todos los colores quien su mamá no se quitó en dos semanas”; el uso de “quien” suena raro.

En este caso, se está empleando un pronombre relativo de persona cuando el referente es un objeto, esto es, la bufanda, y le corresponde un sustantivo singular femenino inanimado. Es decir, debe de escribirse que en lugar de quien.

Después de hacer las correcciones, pertinentes el texto quedaría de la siguiente manera:

“Se trataba de hacerle un regalo de cumpleaños a su mamá […]; le tejió una bufanda larga, larga, larga con rayas de todos los colores que su mamá no sé quitó en dos semanas, pero una mañana que salió el sol se la quitó y la perdió”.

Ahora sí es clara la referencia a los lugares y personas.

Has de saber que la mamá de Camila siguió haciendo correcciones, a diestra y siniestra, por lo que se encontraron otros errores. Se cree que quiso “disimular” la cantidad de objetos que llegaba a perder así que:

“Y es que éste era el problema, su mamá perdía poco: las llaves, la canasta del mandado cuando iba al mercado, aretes, papeles importantes y papeles insignificantes, la tapa de la pasta de dientes, su anillo de bodas, las hombreras de sus suéter favorito y, una vez, hasta una cebolla cuando estaba cocinando.”

Si bien es cierto que los pronombres indefinidos se emplean para designar objetos cuya identidad o cantidad es imprecisa, en este caso, es evidente que el pronombre “poco” no es el adecuado cuando se sabe la cantidad de objetos extraviados por la mamá de Camila.

Por lo tanto, el pronombre indefinido adecuado debería ser: “todo”, ya que es un conjunto de variados objetos.

También tuvo problemas con los adjetivos posesivos, pues en vez de emplear el adjetivo posesivo en singular que califica a un sustantivo en singular, “suéter”, usó, en su lugar, “sus”, cuando el adecuado era “su”.

Además, la mamá de Camila quiso disimular la cantidad de objetos extraviados y que suprimió la reiteración de la palabra “perder” quizá porque le abrumaba la palabra.

Sin embargo, cuando se quiere destacar la persistencia de un acto u objeto porque se considera que le da un efecto de intensidad, se puede hacer uso del recurso lingüístico denominado repetición.

La palabra que repetiría sería el verbo “perder”, pues se quiere enfatizar y reiterar la continuidad de una acción que hace reír. Así que se repetiría el verbo “perder” tres veces en tiempo copretérito, es decir “perdía”, para hacer notar que es una acción que continúa persistentemente y, en tiempo pretérito, esto es “perdió”, para mencionar una acción pasada que provoca risa, que es el caso del extravío de la cebolla.

El párrafo con las modificaciones quedaría mejor así:

“Y es que éste era el problema, su mamá perdía todo: perdía las llaves, perdía la canasta del mandado cuando iba al mercado, perdía aretes, papeles importantes y papeles insignificantes, la tapa de la pasta de dientes, su anillo de bodas, las hombreras de su suéter favorito y, una vez, hasta perdió una cebolla cuando estaba cocinando.”

Y así fue como lo escribió la escritora Alicia Molina, la autora de esa historia.

Los elementos semánticos son muy útiles al momento de escribir y tú como escritor debes conocer su utilidad para que lo plasmes en tu cuento y te ayude a enriquecer tu texto.

Es importante destacar que no es apropiado la utilización de ciertas palabras como “cosa” para nombrar de manera genérica cualquier objeto porque eso denota pobreza de vocabulario y, por lo tanto, es mejor usar el nombre que le corresponde al objeto que se desea mencionar. No obstante, en el texto literario es usual el empleo de este tipo de palabras porque permite crear un efecto de suspenso.

Por esta razón, cuando Camila se da a la tarea de crear el regalo de cumpleaños para su mamá y decide diseñar una lámpara, se apresura a su cuarto para sacar del cajón de su cómoda el material para llevarlo a cabo, sin imaginar que se llevaría una sorpresa:

“La pantalla la encontró enseguida, pero necesitaba cintas de colores, pegamentos, flores de papel… Pensó que podía hacer una mariposa, pero no, mejor usaría su colección de flores secas para cubrir las manchas que tenía la pantalla. Estaban en el último cajón. Cuando lo abrió, ella y esa ‘cosa’ se sorprendieron tanto que se quedaron encantados, pero como en el juego de encantados, sin poder moverse. La primera que se repuso fue Camila”.

El hecho de que la escritora haya elegido la palabra “cosa” parece una muy buena idea, porque hace pensar en una variedad de posibilidades que desatan la imaginación del lector. Quizás también tú pensaste en varias posibilidades.

Dicho efecto se conoce como verba omnibus o preformas léxicas. Quizás el nombre suena confuso, pero significa que el sentido de la palabra es vago o impreciso.

Por otra parte, existen otros recursos lingüísticos que puedes utilizar para tu cuento y para que tengas mayor variedad de vocabulario.

Por ejemplo, el empleo de las “correferencias”. Esto consiste en hacer referencia a un mismo objeto, pero con expresiones o frases diferentes en el mismo texto. Tal es el caso de Camila cuando conoce al duende verde y expresa lo siguiente:

“—Discúlpame, pero nunca en mi vida había visto un duende verde de verdad, me pareces un bicho un poquito raro […]”.

La expresión “bicho raro” está relacionada con el duende verde y se refiere a éste sin repetir su nombre. Por lo tanto, ambos términos son correferentes, puesto que apuntan al mismo personaje entre fantástico y travieso.

Otro recurso usado para continuar con esta variedad de vocabulario, es el empleo de la hiperonimia e hiponimia que consiste en que por medio de una palabra generaliza un concepto que abarca otros significados específicos.

Como cuando el narrador describe lo que le sucede al duende verde al reencontrase con sus hermanos:

“[…] El gran abrazo de los hermanos y la fiesta de cumpleaños más ruidosa y animada que se les pudiera ocurrir. Hubo piñata, cantaron y bailaron […] contaron chistes de duendes y chismes de todas las brujas de la comarca. Imitaron a los seres humanos que conocían y se desternillaron de risa hablando de las travesuras que les habían hecho”.

En este caso, las palabras: piñata, cantaron, bailaron, contaron chistes y chismes, imitaron a los seres humanos y desternillaron de risa tienen como hiperónimo la palabra “fiesta”. Es decir, que son acciones que se suelen hacer en una fiesta.

Un recurso más: es la metáfora. Ésta es de uso común y se emplea todo el tiempo, pero no te pones a reflexionar de su existencia, sino hasta que la utilizas para adornar un texto. La metáfora es emplear una palabra por otra porque entre las dos existe una semejanza. Cuando Camila platica con el duende verde, éste le dice cómo fue que su mamá lo extravió:

—Entonces la maestra gritó: ¿qué tienes ahí? Tu mamá dijo ‘nada’ y me guardó en su calcetín.

—¿Y luego?

—Luego se le olvidó y así es como fui a dar al agujero negro.

—¿Qué es el agujero negro?

—Eso, un agujero negro, un hoyo oscuro donde van a dar todas las cosas cuando tu mamá las pierde.

—Y tú, ¿cómo saliste de ahí?

—Le hice un agujero al agujero.

—¿El agujero tiene un agujero?

—No —respondió satisfecho—, ahora tiene un nudo”.

Pero primero, piensa, ¿qué entiendes por agujero negro?

Tal vez es una región en el espacio con concentración de masa tan densa que genera un campo gravitacional tan fuerte, que, incluso, la luz no puede escapar de ella. Sin embargo, en la historia la autora menciona un “hoyo negro” que sería algo parecido o semejante a un agujero negro del espacio, con la diferencia que este hoyo es una cavidad que tiene la posibilidad de resguardar lo que se coloca en su interior para poder recuperarlo.

Después de haber revisado cada uno de los recursos lingüísticos que te pueden ayudar a embellecer tu cuento, es momento de recordarlos para que los apliques en tu historia y sea interesante para tus futuros lectores.

  • La descripción es por excelencia el recurso más utilizado para pintar con palabras coloridas a los personajes y los espacios donde éstos interactúan.
  • Los adjetivos posesivos, los pronombres relativos, personales e indefinidos engarzan los referentes sustituyendo a un referente previamente mencionado o a uno que se mencionará posteriormente.
  • Los recursos semánticos son aquellos que se apoyan del significado de las palabras para crear la referencialidad del elemento mencionado. Algunos de ellos son: las reiteraciones, los llamados verba ómnibus, la correferencia, la hiperonimia y las metáforas.

Recuerda que todos estos recursos lingüísticos se entretejen entre los enunciados para unir una serie de ideas y formar un párrafo que se atrayente para el lector, a fin de que no se desprenda del texto sino hasta llegar al final.

Antes de terminar, se sugiere que ubiques el aprendizaje esperado de esta sesión:” Escribe cuentos de un subgénero de su preferencia” en su libro de Lengua Materna, en específico la sección destinada a abordar cómo “Mantener referencia a los lugares y personajes mediante diversos recursos lingüísticos”, y trabaja las actividades propuestas para logar un mejor aprendizaje del tema. Asimismo, cuando termines tu cuento compártelo con tus compañeros y profesor o profesora; puedes elaborar una antología o haz la propuesta para crear un grupo de lectura para difundir tus historias.

Bien, has concluido el tema del día de hoy.

El Reto de Hoy:

Ahora se propone el siguiente reto: aventúrate a escribir un cuento usando los recursos que has repasado en la sesión del día de hoy.

También puedes leer algún cuento de tu preferencia y hacer el ejercicio de identificar cómo es que la escritora o escritor usa estos recursos para enriquecer su narración. Recuerda que los buenos escritores son, antes que nada, atentos lectores.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

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