Pertenecer a la humanidad en un mundo global – Civismo Tercero de Secundaria

Aprendizaje esperado: Formula compromisos ante desafíos derivados de su pertenencia a la humanidad.

Énfasis: Valorar la pertenencia a la humanidad en una sociedad global desde la perspectiva de los derechos humanos.

¿Qué vamos aprender?

Con el estudio de los temas que aquí se te presentan podrás desarrollarte como una persona capaz de mejorar tu vida y contribuir al bienestar propio y al de su comunidad.

En esta sesión identificarás argumentos y valores en los que se fundamenta tu pertenencia a la humanidad, con los que podrás sostener compromisos para participar en una sociedad global.

Ten a la mano todo aquello que requieres para escribir y registra las ideas principales, así como dudas, inquietudes o pensamientos que te surjan para poder comentarlos con tus padres, maestra o maestro, o con tus compañeras y compañeros.

¿Qué hacemos?

Comienza recordando que perteneces a diferentes núcleos sociales. Seguramente identifican que formas parte de una familia, de un grupo escolar o de un grupo de vecinos. Pero, ¿te sientes parte de su localidad, entidad, nación y de la humanidad?

Probablemente sí, con las personas de tu comunidad compartes algunas semejanzas como el tipo de comida, de vestimenta y de idioma. En algunos casos, se comparte el tipo de música o las tradiciones y costumbres.

Además de tu familia, perteneces a diversos grupos más amplios, entre los cuales está la escuela, la comunidad, el municipio, la entidad, el país y la humanidad. Cada persona se identifica con algún aspecto o aspectos de los grupos a los que pertenece, y que, a su vez, le distinguen de otros grupos. Aunque, en varios casos, las diferencias han sido motivo de desigualdades.

Antiguamente se exaltaban las diferencias con las personas de otros lugares y los grupos de personas tendían a confrontarse con quienes eran de pueblos o regiones distintas a las suyas; se anteponían las diferencias y se fomentaba un orgullo local, regional o nacional y, en función de ello, se llegaba, incluso, a agredir, violentar o hasta someter a las personas con las que no se identificaban.

En los siglos XVIII y XIX, cuando la mayoría de las naciones se conformaron, existía la tendencia a resaltar los aspectos que daban identidad a las y los habitantes de un país. Pero esto, en ocasiones, también fue tomado como motivo para fortalecer prácticas de xenofobia, como el caso del antisemitismo que se presentó en varias partes del mundo, pero que en algunos países de Europa tuvo consecuencias muy graves, en el marco de la segunda guerra mundial.

Pero las expresiones de rechazo hacia otros pueblos ya se presentaban desde muchos siglos antes. Cuando los pueblos se desconocían entre sí, el temor se apoderaba de las personas y, por miedo, se les rechazaba, negaba y consideraba diferentes.

Es el caso de las sociedades antiguas o, en el periodo conocido como la Edad Media, los pueblos veían a los otros pueblos como diferentes y sólo podían ser sus aliados o sus enemigos, pero no se consideraban parte de un mismo núcleo.

¿Te imaginas lo que era en aquellos tiempos ver llegar a una persona de otro color de piel, cabello y ojos muy diferentes, con vestimentas distintas y, sobre todo, hablando con un lenguaje desconocido? El temor a lo desconocido es algo totalmente normal.

Formas parte de una especie creativa, que piensa, sueña y transforma. Todo lo que hace algún hombre o mujer, en algún lugar del planeta, puede beneficiar o perjudicar a corto o a largo plazo. Publio Terencio, el africano, en el año 165 antes de Cristo ya sentenciaba “Soy un hombre, nada de lo humano me es ajeno”.

¿Qué piensas de esta frase? Refiere a que somos seres humanos, lo que sucede a un ser humano –hombre o mujer– afecta, de alguna, manera a todas y todos, además de que, por el hecho de ser seres humanos, puedes ser sensible a las situaciones de otras personas.

Pero regresa al repaso de la historia. Con el renacimiento, los pensadores volvieron a mirar a la persona como un ser valioso por sí mismo, se acuñó el concepto de humanidad para hablar de toda la especie humana y, paulatinamente, los pueblos se han reconocido cada vez más como semejantes.

Actualmente, las tecnologías permiten un mayor conocimiento de otros pueblos, y por ello resulta mucho más fácil comprender las grandes semejanzas entre los diferentes pueblos, reconociendo las diferencias; incluso, ahora entiendes que las aparentes diferencias, en el fondo, son semejanzas.

Porque responden a los mismos intereses o las mismas necesidades, así ves que todas y todos tienen algo en común, somos humanos y comparten un mismo origen, semejantes deseos y aspiraciones.

También se debe reconocer que todos los seres humanos tienen una base genética común, por lo que, desde hace tiempo, se ha cuestionado el término “raza”, generalmente, se usa en un sentido despectivo o insultante, por lo que es importante dejar de usarlo.

Es así que tornas a mirar cómo hermanas y hermanos y, a partir de ello, convives, apegados a valores humanitarios como la paz, la libertad, la igualdad, la justicia, la legalidad, la solidaridad, el bien común, la diversidad, el pluralismo y la tolerancia. Las personas, al saberse y sentirse parte de un grupo social, desarrollan un sentido de pertenencia que implica tener una actitud consciente respecto de otras personas con quienes se identifican y comparten gustos, costumbres y valores como el respeto, la solidaridad y la tolerancia.

La pertenencia a uno o varios grupos une a las y los miembros de una comunidad y les da cohesión social cuando comparten gustos, intereses, tradiciones y metas a futuro.

La hermandad humana, de acuerdo con datos de la ONU, se compone de 194 países, y casi 7700 millones de personas en 600 grandes ciudades; se calcula que sobreviven 4200 religiones y 7000 idiomas, así como 1121 sitios patrimoniales, algunos son culturales y otros son naturales, pero cada rincón de la tierra y cada persona que lo habita forma parte de un mismo planeta que compartimos con otras especies.

Si viajaras por el universo y pudieses ver la tierra desde lejos, ante otros mundos, te resultaría más fácil comprender que todos los seres humanos somos parte de una misma familia, y eso ayudaría a ver las semejanzas, antes que las diferencias.

Como habitantes de un mismo planeta, es necesario que valores que habitas un mismo hogar en el que todo está interconectado, los ecosistemas sustentan a las especies vegetales; ellas, a su vez, lo hacen con las especies animales y las especies animales lo hacen con los ecosistemas.

Los humanos, de igual forma, dependen las unas de los otros y viceversa. Regiones enteras se vinculan entre sí y sustentan unas a otras. A esto es a lo que Marshall McLuhan le ha llamado “La aldea global”.

Somos aldeanos de un mismo planeta, lo que antes parecía inmenso se ha descubierto finito, limitado, los problemas que parecían ajenos, ahora te das cuenta de que te involucran, en sus causas, en sus efectos y en sus soluciones.

La sociedad ya no es un conjunto de sociedades que se aislaban con muros y fosas como en la edad media. Ahora se intensifican los intercambios, el comercio, la colaboración científica, las fronteras se cierran para contener los flujos migratorios, pero se abren a los productos, el dinero tiene cada vez menos fronteras, estamos ya en una sociedad global.

Los esfuerzos por elevar la calidad de vida y reducir la precariedad que encierra la pobreza y el hambre, han hecho que los gobiernos y las sociedades, en general, se empeñen en atender las necesidades humanas. A ese proceso de mejora en la calidad de vida se ha llamado desarrollo.

Por una parte, el desarrollo ha implicado el incremento de la producción agrícola, la construcción de escuelas, hospitales, carreteras, y servicios, la mejora en los niveles de vida de algunos grupos de la población, con mejores ingresos y mayores comodidades. Pero, también ha provocado efectos nocivos sobre el planeta como el agotamiento de recursos naturales, el cambio climático y el aumento de las desigualdades.

Desde la década de 1960, el Club de Roma hizo ver que la humanidad enfrentaba un dilema: priorizar el desarrollo o preservar al planeta. Actualmente, ese dilema continúa vigente, aun cuando se ha apostado por acciones de desarrollo con sustentabilidad, lo cierto es que las amenazas climáticas siguen avanzando de forma irrefrenable.

Para que la humanidad pueda satisfacer sus necesidades y sobrevivir como especie, primero requiere atender las necesidades del planeta, es necesario que la humanidad cobre conciencia de ello y todas y todos adopten nuevos estilos de vida que concilien la atención a las necesidades de cada ser humano con las de cada especie animal o vegetal y con el equilibrio de los ecosistemas.

Es por ello que puedes reconocer la importancia de la lucha por el ejercicio y promoción de los derechos humanos.

Estos permiten a las instituciones internacionales y nacionales dar sentido a las acciones, a favor de todos y todas. Un ejemplo, son los objetivos 2030 de la UNESCO, con los que se espera contribuir a reorientar los esfuerzos de pueblos y gobierno, a favor del planeta.

Para comprender mejor estos fundamentos observa la siguiente cápsula del minuto 3:35 al 4:37.

  1. El Sistema de protección de los derechos

Pero no basta con hacer que las autoridades trabajen a favor de los derechos humanos, pertenecer a una comunidad exige participar con ella, convivir con sus miembros, por eso, es necesario tener la mejor disposición para conocer a personas de otros lugares, permitirnos la oportunidad de entrar en ese mundo desconocido que son las y los otros, como lo hicieron las y los jóvenes de la siguiente cápsula:

  1. El encuentro ente culturas: un reto para la humanidad

Al igual que estas y estos jóvenes, cuando tienes la ocasión de conocer a personas de otros lugares descubres otras formas de vida, te enteras de problemáticas que se viven, que pueden ser semejantes o diferentes de las que tienes y aprendemos otras formas de atender necesidades, semejantes a las tuyas y, con ello, descubres que perteneces a una misma humanidad.

El encuentro con otros rostros de la misma humanidad exige cultivar habilidades para la interculturalidad, basados en valores fundamentales, como lo podrás observar en el siguiente video, del inicio al minuto 2:46:

  1. Solidaridad y empatía para una convivencia intercultural

La humanidad es una sola, pero a lo largo y extenso de las diferentes regiones del planeta presenta serias desigualdades y multiplicidad de problemas y retos que enfrentar. Como bien se señaló en este segmento, a pesar de esas diferencias, las poblaciones se encuentran y conviven, y hoy más que nunca, esa convivencia es una gran necesidad, pues los retos del siglo XXI demandan esfuerzos coordinados, a nivel planetario.

¿Pero de qué retos se está hablando? ¿Cuáles son los retos que enfrenta la humanidad actualmente? Observa la siguiente explicación:

  1. Desafíos globales del siglo XXI

El desglose que acabas de conocer muestra cómo los retos se suceden entre el ámbito ambiental y el del mundo social.

¿Cuál de los que se mencionaron te pareció el más apremiante? ¿Con cuál de ellos te sientes vinculada o vinculado? ¿Cuál es visible o afecta a tu comunidad?

Seguramente alguno de ellos te parece más cercano; la forma en que cada quien participa como parte de la humanidad, es asumiendo los retos locales que tienen implicaciones globales. Observa con más detalle este principio:

  1. Piensa global, actúa global

Ser habitante de esta aldea global exige involucrarte con los temas que afectan y comprometen el futuro de la humanidad. En cada lugar las acciones a llevar a cabo son diferentes, aunque todas armonizan entre sí.

Por ejemplo, el manejo de residuos sólidos es de interés general, aunque no serán las mismas acciones que llevan a cabo las y los habitantes de las costas, a las que lleven a cabo las y los habitantes de los bosques, pero sí muy semejantes, debido a que ya sea en un lugar o en otro, tienen en común el cuidado del medio ambiente.

La actitud a favor de la humanidad y del planeta se muestra en los compromisos que asumes y en las pequeñas acciones con las que atiendes esos compromisos.

Estos aspectos se relacionan con el sentido de pertenencia. ¿Qué puedes hacer para cuidar el entorno?

Responde las siguientes preguntas: ¿Separas la basura? ¿Evitas contaminar el agua? ¿Apagas la luz cuando no la estás usando? Además, debes preguntarte, ¿cómo haces para ser dignas y dignos miembros de la humanidad? ¿Respetas los derechos humanos de las y los demás? ¿Participas en la solución de los problemas que afectan a tu localidad? ¿Pones en práctica los valores de cooperación, respeto y tolerancia hacia las y los demás?

Posees el privilegio de disfrutar toda la herencia científica, tecnológica, cultural y ambiental que el planeta y la humanidad te han heredado, disfrutar de todos los bienes que ahora gozas te transfiere el compromiso de velar por su continuidad para las generaciones futuras.

La humanidad es un baluarte para todas y todos, por ello, en el arte se han creado poemas, canciones y diferentes obras de arte para homenajear a la humanidad.

El siguiente fragmento está dedicado a la humanidad entera, es un poema hermoso del poeta César Telleria Oliva:

“Para ti, humanidad”

(Fragmento)

¡Para ti, humanidad!, -para ti, -yo escribí estos versos,

Para ti -porque en mi alma, -viven locos sentimientos;

quiero dejarlos salir… y que empiecen a volar…

Para que puedan llevar -mis mensajes a todo el mundo,

¡Para todos los que luchan! -¡por el bienestar humano!

[…]

¡Para ti, humanidad!, -para ti son estos sueños,

de tantos hombres que luchan -por el bien y por la paz;

Para darte con cariño -lo mejor que ellos tenían,

hicieron sus obras buenas por amor a los demás;

y ellos ofrendaron sus vidas -por alguna causa justa […].

Este fragmento es sólo un pequeño fragmento de esta hermosa poesía.

El Reto de Hoy:

Te recomendamos buscar poemas y canciones dedicadas a la humanidad y las compartas con tus padres, maestras, maestros, amigas y amigos, y que las disfruten.

Pertenecen a una especie sin igual: la humanidad. Ser más dignamente humano les hace parte de ella.

La armonía personal que logres deberá reflejarse en una armonía con el planeta y con la humanidad.

Aprender en casa, es tan importante como aprender en la escuela, lo fundamental es seguir en el camino de ser un mejor ser humano.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

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