Panorama del periodo I – Historia Tercero de Secundaria

Aprendizaje esperado: Ordena secuencialmente hechos y procesos desde la Revolución mexicana hasta las últimas décadas. Localiza las principales regiones donde se desarrolló el conflicto armado.

Énfasis: Ubicar temporal y espacialmente el inicio, desarrollo y conclusión de la Revolución mexicana.

Clases de tercero de secundaria del Lunes 19 de abril 2021

TODAS LAS CLASES DE TERCERO DE SECUNDARIA

¿Qué vamos a aprender?

Durante esta semana abordarás el estudio del siglo XX y principios del siglo XXI en México, dividido en tres periodos.

Para esta sesión el objetivo es: ubicar temporal y espacialmente el inicio, desarrollo y conclusión de la Revolución mexicana.

Recuerda que para realizar anotaciones sólo necesitas lápiz o bolígrafo, cuaderno y tu libro de texto para profundizar y ampliar tus conocimientos acerca del tema.

¿Qué hacemos?

En 1910, cuatro de cada 10 habitantes en el país era menor de 15 años. Más de 6 millones de niñas, niños y adolescentes experimentaron los efectos colaterales de un México en armas.

Lee algunos testimonios de esas experiencias.

Un participante de los hechos revolucionarios: Rutilio Camacho rememora que, durante la toma de Ciudad Victoria por el ejército constitucionalista, algunos soldados entraron a su casa:

―Eran como unos ocho o nueve hombres muy sedientos, tomaron su agua y salieron por el zaguán de la calle de Bravo, pero entonces el jefe me vio a mí, que ya tendría trece años, y me dijo:

—Bueno, ¿y tú qué haces aquí? ¿Por qué no te vienes? ¿Qué no te gusta entrarle a los carambazos? Y entonces mi madre:

—No, no, señor, pero ¡cómo!

—Nombre, pos ¿te gusta? —me dijo. Y pos sin pensarlo mucho, le dije:

—Pos sí, sí me gusta. Y entonces uno de los asistentes me dio un rifle, y cuando lo tomé mi madre me dijo que qué iba a hacer. Y pos yo tenía un sombrero grande de esos rancheros que tenía guardado, pos agarré mi sombrero y me lo puse y salí detrás, incorporado con aquellos hombres a la calle, ya con un rifle, ya de rebelde.

Celedonia, de Guadalupe, Zacatecas, relata cómo la escondían en un pozo:

Casi sin tiempo para pensar y ya bajando la escalera de tierra y palos del pozo, nos aventaron los rebozos y algunas tortillas, y taparon el hoyo con tablas y tierra. Pronto estuvimos todas como pichones, con mucho frío, acurrucadas y temblorosas en un rincón de la repisa, sin poder encender ni una vela. Esperando, angustiadas; con la muerte abajo y con la muerte arriba. Todavía después de que se dejaron de oír los retumbos de la caballada nos quedamos ahí dentro un ratote. Así nos escondieron los muy endinos otras dos o tres veces, hasta que acabó la insurgencia y entendimos lo que era la bola […] Para las mujeres, la bola era el miedo.

Nellie Campobello, una adolescente de Chihuahua, describía:

Dentro del cuartel había trescientos cuerpos regados en el patio, en las caballerizas, en los cuartos; en todos los rincones había grupitos de fusilados, medio sentados, recostados en las puertas, en las orillas de las banquetas. A un muchachito de ocho años, vestido de soldado, Roberto Rendón, le tocó morir en el patio, estaba tirado sobre su lado izquierdo, abierto los brazos, su cara de perfil sobre la tierra, su pierna flexionada parecía estar dando un paso: el primer paso de hombre que dio. Más de trescientos hombres fusilados dentro de un cuartel, es mucho muy impresionante, decían las gentes, pero nuestros ojos infantiles lo encontraron bastante natural.

En la primera década del siglo XX el régimen de Porfirio Díaz, que había sido extremadamente hábil en subordinar a los poderes regionales mediante un sistema de favores y clientelismo, comenzó a fragmentarse.

Entre 1906 y 1908 se vivió una crisis económica como consecuencia de la caída de los precios de las principales materias primas que México exportaba: plata, oro y henequén, lo que ocasionó pérdida de mercados y cierre de empresas.

En 1906 en Cananea, Sonora, los mineros hicieron una huelga para obtener mejores salarios y acabar con la discriminación de los capataces que otorgaban mejor trato y un salario más alto a los trabajadores estadounidenses. La huelga fue reprimida y los principales líderes encarcelados, y algunos ejecutados.

En enero de 1907, los obreros textiles de la fábrica de Río Blanco, localizada cerca de Orizaba, Veracruz, hicieron una huelga para mejorar sus condiciones de trabajo. La respuesta del gobierno fue otra vez la represión. Los líderes sobrevivientes fueron encarcelados y deportados.

En esas condiciones de descontento popular creciente se conformó el Partido Liberal Mexicano, encabezado por los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón, quienes se exiliaron en Estados Unidos de América, perseguidos por el régimen de Díaz, al denunciar las injusticias de la dictadura a través de sus periódicos Regeneración y El Hijo del Ahuizote. Destacaron también Sara Estela Ramírez, Elisa Acuña Rosetti y Juana Belén Gutiérrez.}

La ideología de este grupo tuvo una enorme influencia en varios grupos inconformes con la dictadura, a través de la redacción del plan político más radical del porfiriato: el Programa del Partido Liberal Mexicano. Con la politización que hicieron a través de la prensa, se formó una parte de la nueva generación de líderes populares que luego ocuparían un lugar central en la Revolución mexicana.

Conoce más sobre los hermanos Flores Magón a través del siguiente video.

  1. Hnos. Flores Magón

En 1908 se difundió en la prensa nacional la entrevista que James Creelman le realizó a Porfirio Díaz, donde éste declaraba que el pueblo mexicano era ya apto para la democracia, que se retiraría de la vida pública y que vería con agrado el surgimiento de diferentes opciones políticas que contendieran institucionalmente por el poder. Sin embargo, Díaz no cumplió su palabra y se postuló para su octava reelección.

Francisco I. Madero, miembro de una de las familias más ricas del noreste del país resultó ser un enemigo político atípico, que encaró al régimen porfiriano y lo llevó hasta sus últimas consecuencias. Con la aparición de su libro La sucesión presidencial en 1909 causó una honda conmoción en la opinión pública, que leyó con avidez su crítica a la política porfiriana.

Promovió la formación del Partido Antirreeleccionista que se constituyó a través de múltiples clubes opositores al régimen, algunos clubes fueron “Las Hijas de Cuauhtémoc” fundado por Dolores Jiménez y Muro y “Luz y Progreso” liderado por Aquiles y Carmen Serdán. Madero realizó en 1909 y 1910 dos giras por el país con enorme éxito.

Al aproximarse las elecciones, la campaña maderista fue hostilizada y su líder encarcelado. En tales condiciones se efectuaron las elecciones, en las que Díaz se impuso.

Madero no cedió, convencido de un fraude, encargó a Federico González Garza que documentara las irregularidades del proceso. Las presentaron ante las autoridades electorales quienes hicieron caso omiso de los reclamos y ratificaron a Díaz.

Agotadas las instancias legales, Madero se fugó de la prisión de San Luis Potosí, donde había sido recluido.

Refugiado en San Antonio Texas, Madero dio a conocer el Plan de San Luis con el que llamó a la insurrección el día 20 de noviembre de 1910. En el plan denunciaba el fraude electoral y desconocía a Díaz. El artículo que más impactó en la población rural fue el 3°, en el cual reconocía el derecho de los campesinos para recuperar las tierras que les habían sido arrebatadas por las haciendas.

El levantamiento maderista, a diferencia de insurrección de clases medias urbanas que había planeado, fue una verdadera revolución social llevada a cabo por los sectores populares que rebasó la capacidad de respuesta de Díaz y del ejército federal.

No fue un proceso homogéneo y es difícil caracterizarla como una sola revolución. En realidad, fueron muchas revoluciones regionales, con actores sociales, liderazgos y proyectos distintos y a menudo encontrados.

Para abril de 1911 la rebelión se había extendido a todos los estados del norte, y la mayoría del centro y sur. Surgieron cientos de bandas rebeldes, las cuales originaron liderazgos nuevos. Los más importantes fueron Pascual Orozco y Francisco Villa en el norte y Emiliano Zapata en Morelos, a los que se sumaron otros como Martín Espinosa en Tepic, Juan Banderas en Sinaloa, Cándido Navarro en Guanajuato, Gabriel Gavira en Veracruz, Camerino Mendoza en Puebla. Todos ellos tenían en común provenir de los sectores rurales medios y bajos, con un profundo vínculo con sus comunidades.

Luego de la toma de Ciudad Juárez por Orozco y Villa se firmó el Convenio de Ciudad Juárez el 21 de mayo de 1911, con el cual Díaz entregaba el poder. Días después partía hacia su exilio en Francia. Era el fin del porfiriato y el comienzo de una nueva era, pero la revolución todavía no triunfaba.

El ejecutivo federal quedó provisionalmente en manos de Francisco León de la Barra, ministro de Relaciones Exteriores, quien convocaría a elecciones federales y desarmaría a las fuerzas rebeldes. Hubo algunas resistencias, sobre todo porque Madero y el gobierno provisional excluyeron a los líderes revolucionarios del gabinete, de las gubernaturas y de los puestos políticos, administrativos y militares de primer nivel, lo que generó resentimientos y encubó posteriores rebeliones, aun así los principales jefes militares de la insurrección maderista fueron licenciados y sus tropas disueltas.

El único movimiento que se negó a entregar las armas y exigió que se hiciera una reforma agraria que cumpliera las aspiraciones de la población rural que se había incorporado a la revuelta fue el zapatismo, liderado por Emiliano Zapata. Este movimiento tuvo lugar en Morelos, Puebla, Guerrero, el Estado de México y el sur de la capital. A pesar de la intervención mediadora de Madero, el zapatismo se radicalizó en el curso de las negociaciones y, ante la irrupción del ejército federal, Zapata se sintió traicionado por Madero y rompió con él, mediante un plan que se convirtió en el programa agrario por excelencia de la Revolución mexicana: el Plan de Ayala.

Sobre este pronunciamiento, observa y escucha el siguiente video.

  1. Zapata y el Plan de Ayala

Madero asumió la presidencia el 6 de noviembre de 1911. Su gobierno se caracterizó por la apertura política, por un respeto a las libertades constitucionales, por la convicción democrática, pero también por una gran indefinición ante los principales problemas que llevó a su administración a no resolver de raíz los asuntos prioritarios para sus aliados revolucionarios, con propuestas tibias que no dejaban satisfecho a ninguno de los actores involucrados.

Un sector del ejército parte de la jerarquía eclesiástica y el embajador norteamericano en México, Henry Lane Wilson, apoyaron a los exporfiristas Bernardo Reyes y Félix Díaz para sublevarse.

El 9 de febrero de 1913 el general Manuel Mondragón liberó a Reyes, quien encabezó la columna que se dirigió a tomar Palacio Nacional. Félix Díaz, sobrino de Porfirio, con una escasa fuerza se atrincheró en La Ciudadela, en el centro de la Ciudad de México. Madero nombró a Victoriano Huerta jefe de la campaña contra los sediciosos, confiando en su capacidad y lealtad.

Huerta vio que era su oportunidad y entró en trato con los sublevados, simuló una campaña que desgastó a las fuerzas maderistas. Por iniciativa del embajador norteamericano, Félix Díaz y Huerta sellaron un pacto por el que este último se comprometía a dar un golpe de Estado. Se consumó así el derrocamiento de Madero, quien fue obligado a renunciar, junto con el vicepresidente José María Pino Suárez. Ambos fueron asesinados.

Ante el gobierno usurpador de Huerta, la revolución adquirió una nueva causa. Entre los movimientos opositores al huertismo se ubica el liderado por Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, quien se negó a reconocerlo y organizó la lucha para derrocarlo, a través del Plan de Guadalupe del 26 de marzo de 1913, en el cual llamaba a restablecer el orden constitucional. Desde entonces, su movimiento fue conocido como constitucionalista.

El constitucionalismo pronto se hizo fuerte en los estados del norte, principalmente Sonora. Otra región clave fue Chihuahua, donde los líderes que organizaron la lucha contra Huerta, con Francisco Villa a la cabeza, pudieron construir el ejército popular más poderoso en la historia de nuestro país: la División del Norte.

El zapatismo, consolidó su influencia en la región centro-sur y se extendió hacia Michoacán, Tlaxcala y Oaxaca, afianzando su papel como el movimiento revolucionario que tenía el programa más claro y radical de reforma agraria.

Durante los meses que duró la lucha contra Huerta se constituyeron tres ejércitos: el carrancista, el villista y el zapatista. Cada uno controlaba militar, política y administrativamente importantes regiones, en las que habían nombrado nuevas autoridades, habían intervenido las haciendas y propiedades de las clases adineradas, los jefes militares gobernaban mediante decretos y disposiciones especiales y tenían su propia moneda. Una vez derrotado el huertismo, lucharon entre sí por imponer su hegemonía y establecer un nuevo Estado nacional de acuerdo con sus respectivos proyectos.

La Convención de Aguascalientes fue la primera asamblea revolucionaria del siglo XX. En ella los generales y representantes de los ejércitos revolucionarios trataron de unificar la revolución, elaborar un sólo proyecto de Estado nacional y nombrar a un gobierno apoyado por todos. Eulalio Gutiérrez fue elegido presidente provisional.

Carranza desconoció los acuerdos y llamó a sus seguidores a romper con la Convención; Zapata y Villa se aliaron para defender a la Convención y combatir al carrancismo. Así, el gobierno de unidad revolucionaria se vino abajo y quedó atrapado por el conflicto armado entre las corrientes. Ahora, la hegemonía se definiría por las armas.

El destino de la Revolución mexicana se decidió en el Bajío, en 1915, con las batallas de Celaya y León en las que el carrancista Álvaro Obregón despedazó a la División del Norte de Villa. Después, sólo fue cuestión de tiempo para que el constitucionalismo sofocara también a la resistencia zapatista.

Derrotadas las facciones rivales, el principal reclamo en el país era la pacificación. Siete años llevaba la guerra civil y se había hecho evidente que, para realizar las transformaciones sociales que demandaba la población, había que crear un nuevo marco legal.

Así Carranza convocó a un Congreso Constituyente con el cometido de redactar una nueva Carta Magna. El Congreso comenzó sus sesiones el 1º de diciembre de 1916 en Querétaro. La Constitución, la más adelantada de su tiempo, fue promulgada y entró en vigor el 5 de febrero de 1917. En mayo de ese año Carranza asumió la presidencia.

Los problemas a los que se enfrentaba eran: pacificar al país, subordinar a los caudillos rebeldes, reducir el poder del ejército que se había construido durante la lucha armada, evitar la división entre la fracción ganadora y reconstruir la deteriorada economía del país.

Aunque Villa y Zapata seguían en pie de guerra, pudo reducirlos a zonas cada vez más aisladas. En abril de 1919 Pablo González, encargado de la campaña contra Zapata, logró asesinar al caudillo agrarista montando una traición. De igual modo fue ejecutado Felipe Ángeles, quien, tras un breve exilio en Estados Unidos, había regresado para combatir bajo las órdenes de Villa.

Carranza en su intento de que su sucesor en la presidencia fuera un civil y no un militar apoyó a Ignacio Bonillas lo que provocó que Álvaro Obregón, el general con mayor prestigio y quien sentía tener derecho a la presidencia, se rebelara en 1920 con el Plan de Agua Prieta, apoyado por los sonorenses Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta.

El alzamiento contó con el apoyo de la mayoría del ejército y los líderes zapatistas sobrevivientes. Carranza intentó huir con sus seguidores a Veracruz, pero fue alcanzado y asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla, el 21 de mayo de 1920. Comenzaba así el periodo de la dinastía sonorense.

Durante esta década, además de la guerra civil, una pandemia azotó el país: la gripe española, causando aproximadamente 300 mil muertes entre 1918 y 1919. Además, en 1916 se llevaron a cabo los Congresos Feministas en Mérida, Yucatán, e iniciaría una lucha femenina que se prolongaría cuatro décadas más: el reconocimiento a la ciudadanía y el derecho al voto, que les fue negado en la recién redactada Constitución, pese a que su papel fue fundamental durante la Revolución mexicana en cada una de las fracciones.

Para conocer más sobre estas mujeres observa el siguiente video.

  1. Mujeres en la Revolución Mexicana

El Reto de Hoy:

Elabora una línea del tiempo, ésta la trabajaras toda la semana, debe tener dos características, primero dibuja dos líneas paralelas, esto te permitirá colocar en una los eventos o procesos históricos nacionales y en la otra los internacionales, para que compares cómo estos influyeron en nuestro país durante el siglo XX; y después, divídela por décadas, que abarque desde 1900 hasta 2020.

Comienza con las primeras dos décadas, es decir, de 1900 a 1920.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

Scroll al inicio